domingo, 17 de octubre de 2010

Quemá ese libro


En el año 2007 me enteré que editorial Sudamericana había decidido retirar de la venta el libro “Cooke” del periodista de Editorial Perfil Franco Linder. Le comenté esta situación bastante poco habitual a la editora de Clarín con la que trabajaba en ese momento y se interesó en hacer una nota sobre semejante noticia . Le entregué el material que pueden leer a continuación que jamás se publicó sin que mediara una explicación al respecto. Tampoco hubo comentarios por esos días sobre un hecho francamente insólito. Me parece interesante recuperar hoy un texto que vuelve a tener cierta actualidad.

Por Alejandra Varela
Esa fascinación por convertir los hechos de la historia (la que se escribe con mayúscula y la inmediata que se digiere y consume bajo el nombre de noticias) en materia literaria, en un texto tan disfrutable en su lectura como una buena novela, le costó cara a Franco Lindner.
Su libro “Cooke, el heredero maldito de Perón” fue retirado de la venta por Editorial Sudamericana debido a la querella presentada por el empresario Héctor Villalón al sentirse agraviado por el modo de ser retratado dentro de esta historia.
Villalón es un empresario argentino radicado en Brasil. Su itinerario político despierta el interés literario: perteneció a Tacuara, a las Fuerzas Armadas Peronistas (F.A.P) y su nombre se mezcla tanto en el entorno menemista como en la guerrilla de los setenta. Fue la conexión entre Juan Domingo Perón y el gobierno cubano en los años del exilio del general en España. Encargado de organizar el ala combativa del movimiento peronista, consigue, gracias a John William Cooke, la explotación oficial del tabaco cubano en varios países de Europa como un modo de financiar el proyecto político peronista que, por ese entonces, tenía la simpatía y el apoyo del gobierno de Cuba. En varias publicaciones, firmadas por Pacho O’Donnel y Rogelio García Lupo, entre otros, se menciona que Perón le escribe a Fidel Castro denunciando que el importante beneficio económico generado por este negocio jamás llegó a sus manos ni a su movimiento. Muchos afirman que éste habría sido el origen de la fortuna de Villalón.
Pero Lindner convierte estos datos en una escena donde el mismísimo general increpa a Villalón y descarga sobre él el insulto de “estafador”. La vehemencia dramática de Lindner no le gustó nada a Villalón quien se negó a leer esta historia como una novela y pidió pruebas. Hizo uso de su talento para la querella. Y para eludir a la justicia.
Señalado como el artífice del secuestro del Presidente de la Fiat-Francia, Luchino Revelli-Beaumont en 1977 y mencionado en varias investigaciones sobre el lavado de dinero en los años del menemismo, Villalón se presenta como una figura astuta para liberarse de los cargos que pesan sobre él y temible a la hora de enfrentar sus acusaciones. Por esta razón, tanto el autor como los editores de Sudamericana, decidieron resolver el asunto extrajudicialmente.
“Ir a juicio iba a costarle mucho dinero a la editorial y yo no podía garantizarles que íbamos a ganar”, explica Lindner. “Si bien contaba con testigos para fundamentar mi afirmación se trataba de fuentes orales que no sabía si me iban a responder al momento del juicio porque, en la mayor parte de los casos, habían hablado off the record”
El mismo autor considera que “el libro no tuvo mucha repercusión. Si hizo una tirada de 5 mil ejemplares y se vendieron 2 mil. En términos económicos no tenía sentido ir a juicio por 3 mil ejemplares.”
Existe un acuerdo entre las partes que determina que, en caso de reedición, se deberá suprimir o modificar el párrafo mencionado pero para Lindner se trata de un capítulo cerrado: “todo esto me desgastó mucho y perdí interés”.
Juan Gaspari, autor de “Manuscrito de un desaparecido de la ESMA. El libro de Jorge Caffati”, agrega que al desencadenarse este conflicto recibió una llamada del abogado de Villalón interesado por conocer la suerte que corría su defendido en dicha publicación. También le confesó que estaba en la mira Pacho O’Donnel por su biografía”Che. La vida por un mundo mejor”, donde también se cuentan las andanzas de Villalón entre Cuba y Puerta de Hierro. Lo cierto es que ninguno de estos libros tuvo que ser retirado del mercado como ocurrió con el material de Lindner. Villalón encontró en ese texto cierta vulnerabilidad y, finalmente, logró su cometido.
Los episodios relatados por Lindner se repiten en numerosas notas y libros de investigación periodística pero tal vez en este caso la construcción narrativa le dio fragilidad a un texto que no pudo defender por sí mismo su solvencia documental frente al deseo ficcional del autor.

2 comentarios:

  1. Hola Alejandra
    A veces tengo la sensación que la historia es, del algún modo, como esos cubos de juego infantil, donde unos van dentro de otros, o, siendo el día de la Madre, sería más pertinente el ejemplo de las mamushkas; dentro del marco de esa historia "macro" se tejían, se tejen, se tejerán los hilos invibles que construyen su trama, con las grandezas y miserias.
    Te felicito por tu escritura, comienzo a seguir tu blog.
    Saludos

    ResponderEliminar
  2. Gracias, sujeto de la Historia por tus comentarios y bienvenido a La Logia

    ResponderEliminar