domingo, 26 de septiembre de 2010

La blogósfera del yo


Voy a escribir desde una sensación que intentaré racionalizar a lo largo del post. No me cayó para nada bien el episodio que protagonizó esta semana el bloguero Lucas Carrasco. Para ser sincera me cayó bastante mal y desde este malestar me propongo discutir algunas cosas que, tal vez, para muchos tendrían que quedar puertas adentro del universo bloguero.

Me sumergí en este maravilloso mundo de los blogs después del conflicto entre el gobierno y las patronales rurales. En Carta Abierta duré un mes en el que fui hiperactiva en la comisión de medios pero los tiempos de mis compañeros no eran los míos y busqué otros rumbos. Durante esta etapa en la web se desarrolló un lenguaje al que los intelectuales de Carta Abierta deberían prestarle más atención porque tiene una capacidad de llegada más intensa, sin dejar de lado la posibilidad de un análisis original.

Desde el comienzo del conflicto con la 125 entendí que había que realizar una intervención a nivel comunicacional. No se trataba sólo de informar y de procesar esa información, como claramente es necesario y urgente hacer, sino de convertir esa tarea en una intervención política y comunicacional que impacte y, desde su fuerza fáctica, vuelva comprensibles y palpables procesos que suelen quedar restringidos a l ámbito militante o al universo de los especialistas. . “6,7,8” es una intervención porque no sólo confronta, discute, debate, genera pensamiento sino que obliga a sus periodistas a poner el cuero a posicionarse y desde allí a confrontar directamente con otros periodistas, a evidenciar el detrás de la escena, a poner en crisis el concepto de objetividad.

Desde esta perspectiva el post de Carrasco fue una intervención. Dejó en claro con una impronta masiva, algo que muchos sabíamos: que el discurso de la derecha sobre el kirchnerismo y los medios es falso, que responde a una gran ficción que ellos construyen y repiten con la certeza de que existe un importante sector de la población que se lo cree. El discurso instala un miedo que no tiene una validación real pero que busca convertirse en real a partir de la ausencia de pensamiento. Si repito sin pensar le creo a Magdalena, a Leuco y a Grondona. Es fácil demonizar a Guillermo Moreno, a Hugo Moyano, a Luis Delía. Los medios se apoyan en los prejuicios clasistas y raciales, en el gorilismo, en la incorrección política. Nadie sabe como son estos personajes en realidad porque la inmensa mayoría los conoce por lo que los medios dicen de ellos y siempre existe la posibilidad de que esa personificación sea cierta. Pero cuando un terrible boludón como Leuco llora frente a las cámaras por un blog extremadamente burlón de un muchachito de provincia carente de poder, cuando el propio Leuco decide darle entidad a ¡un bloguero! la mentira se vuelve tan evidente que ya casi adquiere el valor de indiscutible. La intervención Carrasco demostró para todos aquellos que no querían o no podían verlo que las amenazas del kirchnerismo a los periodistas eran absolutamente falsas. De haber existido amenazas reales, com posibilidad de hacerse efectivas, jamás se habrían aferrado a semejante pavada.

Si fuera buena y conciliadora me quedaría con este aspecto positivo del post de Carrasco y aquí se terminó todo pero hablé al comienzo de este texto de mi malestar.

Tendríamos que ser demasiado ingenuos para negar la llamativa necesidad de protagonismo del bloguero provinciano (yo también soy provinciana que no se lea como peyorativo). El chico no quiere llamar la atención de su amada, ni levantarse minas, el chico quiere salir en los medios, tener popularidad y es claro que viene pensando estrategias para ser el bloguero estrella. A comienzos de este año me avisaron que había escrito un post tira bombas contra “6,7,8”. Fue la primera y última vez que leí su blog, me pareció una puesta en escena total. Queda demostrado que mi percepción no fue errónea porque cada vez que Carrasco va al programa de la televisión pública no pone sobre la mesa las supuestas diferencias que tiene con los panelistas. Carrasco no se proponía criticar a “6,7,8” sino generar revuelo. Muy bien, el chico se puso a pensar qué hacer para provocar escándalo y enfocó la mira en el objetivo, en el deseo máximo de la derecha: que asome un loquito K que reinstale el mito del guerrillero, que aparezca un muerto, un mártir de la derecha para sellar el fin del kirchnerismo. Allí se presentó Carrasco para convertirse en el loquito.

A todos nos gusta llamar la atención, destacarnos en lo que hacemos.Para mi fue muy gratificante que me invitaran a “Café las palabras” y que Juan Pablo Varsky recomendara mis post en su programa de radio. Aclaro esto porque al sentirme reconocida tal vez puedo hablar despejando sospechas de competencia. Mi temor, que no quiero personalizar en Carrasco a quien no conozco, es caer en la tentación de resucitar , desde nuestro minusválido lugar de blogueros, nuevamente la política entendida como una suma de escándalos. No quiero blogueros que sean el equivalente de “Quebracho” en la web. ¿Se acuerdan que los militantes del “Quebracho” en los noventa transformaban la política en vandalismo y que desde esas acciones hacían propaganda política para salir en los medios? Ellos medían su influencia política en relación a la cantidad de veces que eran invitados al programa de Grondona.

Como periodista escribí en varios medios sobre el hartazgo que me provoca la estética del yo. Poetas mirándose el ombligo, dramaturgos preocupados por imponerle sus obsesiones vanguardistas a un público acrítico. Los blog son presa fácil de este estilo. Carrasco sometió a sus lectores a las minucias de su vida personal (¿qué me importa a mi que la mina que te gusta no te de bola? ) y desde allí buscó generar un escándalo mediático que se parece demasiado a la farandulización de la política: se ventilaron chismeríos, se generó un duelo de telenovela. En el fondo sólo hay un gran ego satisfecho porque todos parecen haber respondido disciplinadamente a su propósito. No se puede negar que el provinciano es astuto.

Imponer un deseo individual, personal y privado a un entono es un acto autoritario. No me importa si en esta oportunidad sirvió para poner en ridículo a un impresentable como Leuco. Yo a este tren no me subo. Para mi no se construye nada desde ese egoísmo. Algunos buscan con su blog y sus escándalos armarse un kiosco como cualquier vedette de turno. Yo no quiero resignar la excepcionalidad de esta época maravillosa que nos toca vivir en las estupideces de un ego que no pasó por la terapia.

domingo, 19 de septiembre de 2010

La escritura o la vida


Nota sobre el libro: “Pensar en Europa” de Jorge Semprún

Frente a tanta discusión,tanto comentario cínico sobre los momentos oportunos para hablar de la tortura, el martirio y las experiencias en cáceles y centros clandestinos de detención, no pude dejar de pensar en Jorge Semprún quien confesó en su libro “La escritura o la vida” que hablar de su experiencia en Buchenwald le había resultado tan insoportable que eligió el olvido y el silencio durante muchos años para poder sobrevivir.

Me permito transcribir aquí un artículo que escribí hace tres años cuando se publicó “Pensar en Europa”

La primavera había llegado también a Buchenwald por muchas razones. No sólo porque el alambrado que había convertido a ese lugar en un campo de concentración para presos políticos desaparecía, momentáneamente, con el final de la Segunda Guerra Mundial, sino porque un hombre de veinte años, llamado Jorge Semprún, descubría que lo que empezaba con ese final era “la vida después del sueño de la muerte” o, tal vez, “el sueño de la muerte que iba a prolongarse”
Pero ese día el joven Semprún no se lanza a la calle después de tanto encierro sino que cumple, una vez más, con el ritual de sus domingos en Buchenwald: Se acerca al árbol de Goethe para despedirse. Ese árbol que acompañaba a Goethe en sus meditaciones había quedado prisionero como un disidente político más, bajo las garras del nazismo. Había soportado una bomba de fósforo de la aviación norteamericana y ese día de 1945, Semprún se tomó el tiempo para observar que algunas de sus ramas “volvían a reverdecer”
Jorge Semprún se convierte con los años en un escritor, un intelectual, que a pesar de haber nacido en Madrid, de haber luchado en la resistencia francesa durante la ocupación alemana (decisión política que le valió su estadía en el campo de concentración) y de haber establecido una relación problemática e íntima con la cultura y la lengua alemana, se define como un sobreviviente de Buchenwald y desde allí funda su identidad.
El itinerario que traza el libro “Pensar en Europa”, publicado en el año 2007 por Tusquets, es el de un hombre que ha transitado conflictivamente por la experiencia del testimonio. En su libro”La escritura o la vida” relata ese momento en el que sintió que su experiencia del horror era intransferible: “habría sido imposible sobrevivir a la escritura. El único desenlace posible habría sido la muerte”. Se vio obligado a elegir entre la literatura o la vida: “Opté por la vida pero, al optar por ésta, tuve que abandonar el proyecto vital de ser escritor. Tuve que optar por ser otro, por no ser yo mismo para seguir siendo algo: alguien”.
Con el tiempo, logra despojarse del silencio como lo demuestran la cantidad de charlas y conferencias que en “Pensar en Europa”, funcionan como catálogo de las numerosas intervenciones políticas que ha realizado Semprún en los últimos veinte años.
Tal vez, esas obstrucciones que no evitaron el pasaje hacia la escritura, estaban marcadas por el descubrimiento del Mal como algo esencialmente humano.
El poeta Erich Muhsem es torturado en el campo de concentración de Oraniemburg. Los S.S. logran dejarlo casi ciego, casi sordo. Para completar el juego deciden entregárselo a un chimpancé, convencidos de que el animal continuará con la tarea que tan hábilmente ellos llevaron a cabo, pero el chimpancé, al ver el deterioro que padece el poeta, lo abraza y acaricia.
El hombre es, ante todo, un ser débil. La aniquilación de la piedad fue uno de los pilares del adoctrinamiento nazi. Semprún recurre a este ejemplo para advertir sobre la necesidad de fundar una política basada en esa fragilidad y desnudez. Como el filósofo argentino Oscar Del Barco, hace una defensa de los mansos y reconoce que cualquier síntoma humanista ha generado fastidio y molestia también, en la acción de la izquierda.
Como una dolorosa muestra, Semprún señala que ese campo de concentración de Buchenwald que conoció la primavera en 1945 fue, años después, un campo de concentración comunista durante la ocupación Rusa en Alemania.
Esos son los datos de la historia pero Semprún logró convertir a Buchenwald en una materia contradictoria y polémica de pensamiento, en una literatura que no siempre deberá tener ese sabor a muerte que llevaría a abandonarla.

sábado, 18 de septiembre de 2010

Muchachas punk


Esta entrevista se publicó el viernes 10 de septiembre en el diario Página/12
Anormales, terroristas, tortilleras, así quieren ser reconocidas estas cinco mujeres que eligieron un nombre para el grupo de activistas que forman: Malas como las Arañas. Es que si su objetivo es develar la opresión por género, la violencia, las imposiciones de la cultura hétero-patriarcal y la invisibilidad de las lesbianas, sus métodos buscan “pinchar”, generar incomodidad y apropiarse de los agravios cual bumerán para que golpee en el lugar menos pensado.














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Por Alejandra Varela

Ustedes asumen la militancia desde una singularidad fuerte, son la experiencia de una singularidad. ¿Por qué se decidieron a crear este grupo y no sumarse a otros ya existentes?
Larhiza: –Nosotras no tenemos ese centralismo de ir a militar a Capital, buscamos hacer cosas paralelas con la idea de que la militancia se reproduzca en todos lados. Cuando empezamos en La Plata no había otros grupos a los que incorporarse. Algunas venimos de una colectiva feminista que se llamaba Mariposas. Si el Día del Orgullo nos vamos a Buenos Aires, en La Plata no queda nadie porque somos nosotras, Las Furiosas y algunas colectivas más. Decidimos trabajar desde el lesbo-feminismo. Nos parecía importante generar una colectiva lésbica, que no había y menos lésbico-feminista. Si bien tenemos relación con el colectivo Glttbi, nos sentimos más integradas al movimiento de mujeres, ésa es la diferencia.

Ileana: –Más que la expresión de una singularidad yo lo veo como la construcción de nuevas formas de vincularse. Lo que a mí más me gusta de militar en Arañas es que la experiencia es posible siendo el número que somos. Nos permite repensar las prácticas y construir esas redes nuevas, críticas con las normas que plantean el patriarcado y la heterosexualidad.

Hay muchas similitudes con la explosión de los movimientos sociales: o se dan por regiones o surgen porque expresan algo diferente.
Larhiza: –Cuando nosotras empezamos, las posibilidades eran los partidos políticos de izquierda, que como somos de izquierda hemos participado y los seguimos considerando nuestros compañeros y compañeras, pero no trataban el tema como a nosotras nos interesaba. Nosotras nos juntamos a leer y una de las cosas que nos une es que nos interesa hacer cosas en la calle y desde un lugar más creativo. Como nos decían terroristas, en un momento pasamos a definirnos como terrorismo lésbico, como un chiste, pero también con ese tinte callejero. Visibilizar el lesbianismo desde un lado positivo, cuestionar la heterosexualidad como una obligación o como una norma vinculada con la calle y con el arte. El año pasado hicimos la Primavera Lésbica y este año también la vamos a hacer en septiembre. Con esa excusa convocamos a un montón de chicas que hacen música, rock, poesía, para que participen hasta de la organización.

En política, se observa y se discute el tema de la crisis de representación. Un espacio no se valida necesariamente porque representa a más gente. Empezar a cuestionar el número implica desacreditar la pregunta: ¿ustedes a quién representan?
Larhiza: –Nosotras no nos pensamos como representantes lesbianas, ser el modelo lésbico no está bueno. Que cada una se construya desde el lado que quiera y que pueda. Gran parte de la militancia de Glttbi aspira a la tolerancia y la integración. Nosotras, al revés, somos anormales, somos terroristas, somos tortilleras. Nos parece que lo que tiene que cambiar es el mundo, no nosotras. Un mundo con otro tipo de relaciones, no jerárquicas, desde el respeto, desde el amor, desde el cuidado. Parezco ecologista...

Ileana: –No estamos preocupadas por la masividad, no nos estamos midiendo en esos parámetros, con la norma, sino tratando de construir algo que se corra de ese lugar, una alternativa.

Ustedes parecen recuperar el espíritu de una experiencia más ligada a los años ’60 o de los ’70, que era muy distinta a la homosexualidad de hoy. Aunque siempre es la cuestión masculina.
Ileana: –Más allá de que la homosexualidad fue distinta en los ’50 o en los ’60, siempre fue lo anormal y las lesbianas siempre fuimos invisibles: la experiencia viene de reconocerse desde la invisibilidad. Nos sentimos identificadas con el movimiento de mujeres porque nos permitió pensar la diferencia. Yo, que tengo veintitrés años, me encuentro en los textos que leo de personas a las que les pasó lo mismo hace cuarenta años. Somos lo que no es la norma, somos imposibles de ser pensadas, pero estamos.

Ayelén: –Festejamos lo del matrimonio igualitario y estamos recontentas, vimos todo hasta las cuatro de la mañana, pero tiene un gusto de normalización con la que por ahí no estamos muy de acuerdo, normalización con la familia hétero-patriarcal...

Larhiza: –Estamos contentas con el matrimonio porque genera los mismos derechos, pero creemos que tenemos que cuestionar la norma heterosexual patriarcal. Una sociedad que es violenta para las mujeres, para las lesbianas, incluso para el puto, porque nadie puede salirse del lugar de poder que da la masculinidad. El travesti se sale de ese lugar; el gay, las lesbianas queremos acceder a otro lugar y nos hacen mierda por eso. No aceptamos la regulación del Estado de nuestras relaciones. Lo más copado que tenemos es esa posibilidad de disentir de la norma heterosexual. Como planteaban Pedro Lemebel y Perlongher: lo revulsivo de la homosexualidad también genera una crítica del orden establecido. El matrimonio te corre de ese eje y te integra.

Me parece mucho más fácil pensar en transformaciones de la sociedad con la aceptación del matrimonio igualitario que si la votación se hubiera perdido.
Larhiza: –Los beneficios son bienvenidos siempre, pero nosotras vamos por otro lado, por un lado más cotidiano y callejero. Antes de casarse hay que decirle a la familia “soy lesbiana”, hay que ir al trabajo y decir “soy lesbiana”, que mi jefa me firme para que reconozcan a mi pareja en la obra social. Igual, todas las colectivas que trabajan el tema son nuestras compañeras, pero después cada una hace lo que le gusta porque nosotras recuperamos la idea de placer en la militancia y el activismo.

Fernanda P.: –Igual ya estamos viendo ciertos cambios. A mí por primera vez unos chabones me dijeron: “¡Qué linda pareja!”, cuando iba de la mano de mi novia.

Ileana: –A mí me pasó que estaba despidiéndome de Amanda y un técnico de Racing nos bardeó: “Eh, acá en Capital se ve cualquier cosa”. A la semana, con la ley ya aprobada, la misma situación y nos gritan: “¡Aguante Cristina!”.

¿Qué sería para ustedes ser feminista hoy?
Larhiza: –Nosotras pensamos el feminismo desde la opresión a las mujeres. Hay un feminismo que pide los mismos derechos. Nosotras sentimos que esta sociedad es muy masculina y jerárquica, y no estamos por esa lucha dentro del feminismo. Estamos por un feminismo de empoderamiento entre las mujeres. Se trate de lesbianas o heterosexuales, pero entre mujeres. Creemos que las lesbianas somos oprimidas por lesbianas y por mujeres. Somos invisibilizadas porque a una mujer no se le permite no ser de un hombre, no ser madre.

Ileana: –Cuando leo la historia, escrita mayoritariamente por hombres, no me encuentro, pero sí me encuentro en la historia que construye el feminismo. El feminismo como una forma de pensar y ver las relaciones. El feminismo me da muchas más herramientas que la teoría queer para poder pensar todas las cosas que me pasaron en Formosa, donde nací, cuando intenté integrarme como lesbiana y no pude, y cuando vine a La Plata.

Larhiza: –La teoría queer nos sirve mucho para pensar nuestra corporalidad y la resignificación de los insultos, para usarlos como granada para dinamitar un montón de otras cosas, pero la base es ir activando desde el movimiento de mujeres. Igual articulamos con otros grupos porque participamos todos los años del “Arde Closet” que se organiza acá en La Plata. El activismo te da otra fuerza. Yo pienso que a las lesbianas que no activan les debe costar mucho más. Nostras no hacemos sólo de la intimidad un modo de vida sino que vemos el tema desde varios puntos de vista, entonces no te queda otra, para bien, que estar activando y sacando fuerzas para dinamitar cosas que dicen otras personas que consideramos lesbofóbicas. A mí me divierte un poco pinchar. Me encanta ir de la mano con mi novia cuando pasa una mamá con su hijita para que la nena le pregunte, no por ser vanguardia ni nada, pero si no tenés pensadas un montón de cosas, por ahí te angustia. Si sabes qué es homofobia y teorizás de dónde viene, hasta me divierte molestar con eso. Si la Iglesia es el criterio de normalidad, yo estoy encantada de ser esta anormal que soy.

¿Por qué Malas como las Arañas?
Larhiza: –Porque la abuela de Ayelén era retortona, rechonga y cuando era chiquita, su abuela, que era rehomofóbica, le vivía diciendo para discriminarla: “Vos sos mala como las arañas”. Y Ayelén lo repetía, entonces dijimos: “Pongámonos así. Somos terroristas y somos Malas como las Arañas”.

La idea de tomar el insulto también puede ser discutida. ¿No sería quedar fijadas en ese dispositivo que les asignan desde afuera?
Fernanda: –Si la persona insultada se reapropia del insulto, lo pone en evidencia como una herramienta de violencia y lo está resignificando.

Larhiza: –Ser lesbiana es correrse de la norma. Una mujer que no tiene una familia también es lesbiana, no porque se curta una chica sino porque se sale de la predestinación.

Malas como las Arañas realizarán su Primavera Lésbica por puro placer los domingos 12 y 19 de septiembre y el 3 de octubre en Mamichula: calle 63 y 119 de La Plata.

Cortos, fotos, tuneado lésbico, tango queer poesía, películas y recitales en vivo.

viernes, 17 de septiembre de 2010

Noche plateada


Esta noche, en el Club del Teatro de la ciudad de Mar del Plata se estrena una obra que escribí hace muchos años y que hizo un enorme recorrido por el país y sus adyacencias. En recuerdo a la jovencísima escritora que fui, la ahora un poco menos joven le dice ¡merde!

TEATRO ADULTOS
VIERNES 17 - 21.30HS.
“ESTO” de Alejandra Varela
Elenco: Armando González, Mónica Miceli, Dolores Perata, Patricia Viglianchino
Asistencia De Dirección: Ricardo Peterseim
Partitura De Sonidos: Santi Lesca
Dirección General: Daniela Suarez
A nada se le puede llamar “esto”
Todo está digerido previamente, nada es para saborear, nada es para descubrir.
La ineficacia del diálogo, lo estéril de la búsqueda, la persecución, las preguntas incriminatorias, la necesidad de encontrar al culpable, alguien tiene que ser el “chivo expiatorio”. El enemigo es el diferente, el que rompe lo cotidiano pero hay que descubrirlo, perseguirlo, acosarlo, interrogarlo.
La extrema búsqueda del significado de las palabras conduce a la perdida del significado. Necesitamos sentir algo… que late-sangra-grita-entibia-moja las manos y eso tan vivo pierde el sentido como una lengua muerta en nuestras manos y todo se vuelve carnal y sin palabras
Un acto desesperado me une al otro en la lógica de la masacre, en un intento cruento que nos habla de lo no expresado.
“ESTO” es el vacío absoluto, la perdida de sentido de lo cotidiano.
ENTRADA GRAL. $25

Viernes, a las 21.30, en El Club del Teatro, Rivadavia 3422.

domingo, 12 de septiembre de 2010

El fin de la transparencia


La idea de transparencia que guió al periodismo de los noventa, suponía que la revelación, la exposición de una evidencia volvía la realidad absolutamente abarcable. El descubrimiento que entrañaba una cámara sorpresa, donde se develaban las peores fechorías de personajes menores de la escena pública, permitía imaginar que la realidad era tan plana como esa imagen, que todo estaba claro y la contundencia de la situación hablaba por sí misma. Lo que faltaba en ese discurso era la consideración de que el poder es la capacidad de quitarle el sentido a lo evidente. El ciudadano se indignaba desde su sillón por la corrupción estatal pero jamás veía que esas revelaciones tuvieran consecuencias en el plano de la justicia. Esta frustración alimentaba su pasividad, su desaliento y su desprecio hacia la clase política. Presentar al funcionario como un ladrón fue la estrategia que encontró el periodismo para despolitizar la política y ubicar a ciertos periodistas estrella en el lugar de salvadores de la patria (el caso más abusivo fue el de Santos Biazzatti).El periodismo de denuncia era posible porque la impunidad estaba garantizada. Esto explica que se haya convertido en una moda televisiva y editorial.

Jean Baudrillad, que teorizó mucho sobre la transparencia sostenía que “La obscenidad es la pérdida de una escena, de una ilusión escénica y por lo tanto del secreto que preside una acción (…) Esta cultura de la información es pornográfica es decir, una cultura sin secreto”.Justamente el periodismo de fiscales de los noventa quería anular el secreto, se construía bajo la idea de que su ojo avizor podía descubrirlo y revelarlo todo, de que esa exposición mediática era la verdad. Eliminaba esa escena que hablaba ni más ni menos de la trama política, del devenir histórico que hacía posible que un personaje de reparto ,que alardeaba de sus coimas y favores, pudiera ser totalizado como la prueba irrefutable de la corrupción.

La transparencia suponía que el develamiento que habilitaba la cámara sorpresa del delito eliminaba el secreto y acercaba al espectador a la verdad, a la posibilidad de espiar por el ojo de la cerradura al poder (que en realidad era un poder de poca monta) La escena que faltaba allí era la política, la construcción del entramado que hacía posible no sólo la corrupción sino el uso de esa corrupción como negocio periodístico.

En el momento en que la Presidenta decidió convertir en cuestión de estado la investigación sobre Papel Prensa puso ,de manera contundente ,en crisis ese discurso de la transparencia. Hoy el gobierno nacional permite la aparición de la escena que faltaba. El secreto que le sirvió de cómplice al delito hoy tensiona la mirada sobre los medios y la política, le da espesura al conflicto. Desbaratar la idea de transparencia es la mayor herida de muerte al discurso dominante de la corporación mediática.

Desde esta interpretación se podría leer la respuesta cínica de algunos periodistas que sufrieron en carne propia la dictadura de Papel Prensa. A Jorge Lanata, tal vez le preocupa el protagonismo de la política porque frente a la densidad de la argumentación oficial,se evidencia la levedad de la palabra del ex director de Crítica.. Entonces tiene que decir que está podrido de los setenta y reducir un drama histórico a un capricho, a la frivolidad del mero aburrimiento. El problema es que en este contexto defender los derechos humanos tiene consecuencias y esas consecuencias implican aceptar que esa forma de hacer periodismo que volvió exitoso a Lanata tal vez esté llegando a su fin. Esos periodistas existen en la medida que se opongan al gobierno de turno y debiliten sus credibilidad. Nada lastima más a ese periodismo que una política como la que lleva adelante Cristina Fernández. Al convertir una decisión de estado en una acto de historiografía, al plantarse frente al pasado desde una lectura de los hechos y darle un valor de presente, destroza la deshistorización del periodismo posmoderno que en Argentina encuentra su bastión en Lanata.

Lo que nos viene a decir la Presidenta es que ese periodismo de querellas era posible gracias a un pacto de silencio del que personajes como Lanata o Martín Caparrós se asumen como cómplices. No hace falta un análisis minucioso de sus discursos para comprobar que ellos instalan la duda y la sospecha sobre las víctimas, mientras se declaran críticos de Clarín. Ellos nos llevan al pasado, a esa época donde los sobrevivientes debían demostrar la veracidad de sus denuncias, de sus torturas, de sus martirios, donde se los presumía culpables. Hoy escucho a Lanata decir que los montoneros eran personas capaces de matar a un tipo maniatado e indefenso en un sótano. Esa frase incrustada en una opinión sobre un discurso presidencial que todavía no había tenido lugar, sostenido en suposiciones que se demostraron como falsas, me lleva a pensar que Lanata está afirmando: se merecían lo que les pasó, ellos no eran santos.

Nunca escuché que se preguntara de dónde había sacado la plata un empresario, salvo que se llame David Graiver, entonces hay que investigar hasta sus calzoncillos.

“Nuestra propia parte maldita tal vez sea la indiferencia, el rechazo de la política, el pacto sellado en el silencio de las mayorías, en una resistencia sorda e irracional en la que deambulan otras complicidades.” Esta reflexión arrima Baudrillard y Elías Canetti imaginaba que la decepción de la democracia derivaba de su ausencia de secreto. Los medios se ocuparon de borrar el secreto. Ese periodismo no tenía historia, era un ente salvador que hablaba desde una objetividad incuestionable. En el discurso de Cristina Fernández se reconoce que allí donde se suponía que había transparencia existía un secreto y a ese secreto negado la corporación periodística la debe su éxito. Porque si se sospecha de uno, quien sabe,tal vez se puedan descubrir secretos de algún otro.

viernes, 10 de septiembre de 2010

Aires del sur


El jueves, cerca de las once de la noche me llamó a casa Hugo Luis Saccoccia para anunciarme que había obtenido el Tercer Premio en el SEXTO CONCURSO NACIONAL DE OBRAS DE TEATRO DE HUMOR que ORGANIZA: BIBLIOTECA TEATRAL HUENEY – La algarabía que se escuchaba del otro lado del teléfono anticipa el festejo del festival que se celebrará en abril del próximo año.

Para quienes nos dedicamos a la actividad teatral sabemos del prestigio y de la importancia de ser seleccionado y premiado para participar de este festival, así como el disfrute que han vivido los anteriores galardonados al pisar esa tierra sureña.

Para mi es un estímulo especial porque nunca me creí con talento para el humor.



Primer Premio: “Humo Negro”, autor: Emilio Ferrero (Ciudadela)
Segundo Premio: “Quienáy”, autor: Raúl Kreig (Santa Fe)
Tercer Premio: De vuelta a casa, autor: Alejandra Varela (La Plata
Y las siguientes menciones especiales sin orden de mérito:
“Comedia de las situaciones”, autor: Carlos Aníbal Balmacena (C.A.B.A.)
“Prometeo, flor de titán”, autor: Marcelo Adrián Sanchez (C.A.B.A)
“Escenas de las últimas semanas de Rita”, autor: Alejandra Ruth Favini (Gonnet – Bs )
“Va y viene”, autor: Javier Mario Ahumada (C.A.B.A)
“La culpa y el chancho”, autor: Nicolás Allegro (La Plata)
“Alto apocalipsis”, autor: Andrés Rapoport (C.A.B.A)

domingo, 5 de septiembre de 2010

Visita a la utopía del arte total


Esta nota se publicó en la revista Ñ en abril de 2007

Por Alejandra Varela
Convirtieron la calle en escenario de su acción, hablaban de la “utopía del arte total”, de integrar el arte a la vida, eran enemigos de la pintura como modo privilegiado de representación, entendían la realidad como un puzzle y plasmaban su propuesta en “materiales innobles” que les permitían actuar allí donde la urgencia de los hechos lo requería.
Eran, por supuesto, los años sesenta, setenta. Vivían en La Plata. Algunos de sus nombres: Edgardo Antonio Vigo, Graciela Gutiérrez Marx, Luis Pazos, Carlos Ginzburg, Juan Carlos Romero. Ahora el Centro Cultural Recoleta los vuelve a juntar en una muestra llamada: “Arte Nuevo en La Plata 1960 -1976” que permite recuperar una experiencia, rescatarla de la dispersión del recuerdo y concentrarla para ser pensada como una parte de la historia del arte nacional.
Entre las búsquedas óptico cinéticas de Hugo de Marzziani, el informalismo y la geometría se respira el clima de tensión, discusiones y encuentros de los que eran protagonistas los artistas platenses que adherían a la abstracción. Detrás de los experimentos con el color, la forma y el espacio, se escuchan las polémicas y debates que despertó la exposición “Últimas tendencias”, realizada en 1965 en el Museo Provincial de Bellas Artes.
El pasaje por el taller de grabado de Fernando López Anaya, las técnicas de viscosité, el stencil, la fotocopia, fotogramas de los años setenta, todo sirve para contar la experimentación, la participación de los artistas en la exposición “Groups” presentada en Nueva York que expresa el valor renovador del movimiento.
Después la muestra entra en una zona de mayor calidez porque las múltiples fotos que reproducen la imagen de Edgardo Antonio Vigo, así como los objetos que acercan al espacio lúdico que siempre creaba o proponía, permiten recuperar la presencia del artista fallecido hace casi diez años.
Allí está la revista “Diagonal Cero”, creada por Vigo en 1962. Lejos de ser simplemente una publicación era un espacio de intercambio que describía, en su multiplicidad, las diferentes tendencias: La “Nueva Poesía Platense” y el diálogo que comenzaba a acercarlos a los grupos paulistas ligados a la poesía concreta, los poemas procesos, la poesía fónica y visual. La revista deviene, en palabras de Vigo, en una cosa, un objeto desplegable que el lector puede transformar en sus modos de ser descubierto y explorado.
Entonces hay que acercarse a la experiencia viva, a sus intervenciones, al “ataque por vía lúdica”, como decía Vigo, de la realidad.
Una serie de fotos muestran a Vigo en el Colegio Nacional de La Plata, en el año 1971 y a las urnas instaladas para el “Armado De un poema demagógico”. La propuesta era escribir en una boleta aquellos elementos imprescindibles para el armado De un poema, cada participante debía guardar el anonimato y depositar su papeleta en la urna. Se trataba de la construcción de una obra en tránsito, a la deriva, de una experiencia estética “para y/o realizar”, lejos del concepto de una obra acabada.
Los “señalamientos” son pensados en este mismo sentido. El “paseo visual” por el bosque o el taco escondido en el jardín de la casa de Vigo, construyen experiencias que no encierran una intencionalidad estética, donde el cuestionamiento a la integridad del valor arte se observa en la producción y en las formas de recepción.
No faltan los manifiestos y Vigo se pronuncia por un arte revulsivo que se acerca al concepto de crueldad de Antonin Artaud. Se trata de una actitud límite, una opción radical, el modo de conciliar arte y vida.
La realidad se vuelve cada vez más política, el conceptualismo de Juan Carlos Romero tiene, en palabras del curador, Fernando Davis, un carácter “apropiacionista de extracción y reencuadre de imágenes y textos de los medios gráficos y diversas fuentes literarias”. El aviso desesperado de alguien decidido a vender su riñón como el “Breviario” de Leonardo Da Vinci, sirven para pensar una “estrategia de la violencia”, muestran la realidad como ese espacio a enmarcar, a señalar con un lápiz para reclamar al espectador una mirada nueva. El sentido en permanente transformación.
Unos niños juegan en el agua, las imágenes de vitalidad y frescura no coinciden con el tono turbio de la foto ni con los títulos: “Juegos diabólicos”, “Emergentes”•. Romero saca estas fotos en 1976. Cuerpos jóvenes, agua de río…Allí está Romero viendo política y violencia donde otros ven remanso.
Hacia el final de la muestra el polémico grupo formado por Jorge De Luján Gutiérrez, Luis Pazos y Héctor Puppo quiebran el clima con una estética colorida y humorística, en una declaración de euforia y felicidad. El compromiso quedó atrás, o tal vez perdura pero en una forma irreconocible.
Como soporte está la ciudad de La Plata, contada en su vitalidad, en las imágenes que la muestran diferente a este presente. La tierra, el agua barrosa de Punta Lara. Esa ciudad que Vigo recorría minuciosamente en sus últimos días, como un modo de guardarla, de convertirla en embalaje y de llevársela antes del final.

Arte Nuevo en La Plata 1960-1976
Salas 4,5 y6 – Centro Cultural Recoleta
30 de marzo al 29 de abril
Organizado por la Dirección de Cultura de la Municipalidad de La Plata y el Museo de Arte Contemporáneo Latinoamericano (MACLA)

viernes, 3 de septiembre de 2010

La historia del Teatro San Martín


Mañana, en el marco del VII Congreso Argentino de Historia del Teatro Universal”: El teatro y el actor a través de los siglos, presentaremos el primer informe sobre nuestro trabajo de investigación que reconstruye la historia del Teatro San Martín.

Sábado 4 de septiembre – 10: 30 horas – Centro cultural de la Cooperación

PONENCIAS COMISIÓN XI: Grupo de Historia del Teatro San Martín

Karina Mauro: “El Teatro Popular durante el período 1933-1944”.

Alejandra Varela: “El problema de la construcción de lo nacional en escena. Sobre la inauguración del Teatro Municipal”.

Marcela Montenegro: “El Municipal y la danza en el año 44 o las improvisaciones de una gestión”.

Marta Casale: “Teatro Nuevo (1912-1933): Compañías, repertorios y poéticas actorales”.

Susana Shirkin: “El Buenos Aires teatral en dos décadas conflictivas. Cultura, política y sociedad (1912 -1933)”.

Lorena Verzero: “La noción de pueblo en el campo teatral: Intenciones, conflictos y negociaciones de los ‘teatros para el pueblo’”.

Yanina Leonardi: “Estado y cultura en la década del '30: la creación de un Teatro Municipal".