domingo, 5 de septiembre de 2010
Visita a la utopía del arte total
Esta nota se publicó en la revista Ñ en abril de 2007
Por Alejandra Varela
Convirtieron la calle en escenario de su acción, hablaban de la “utopía del arte total”, de integrar el arte a la vida, eran enemigos de la pintura como modo privilegiado de representación, entendían la realidad como un puzzle y plasmaban su propuesta en “materiales innobles” que les permitían actuar allí donde la urgencia de los hechos lo requería.
Eran, por supuesto, los años sesenta, setenta. Vivían en La Plata. Algunos de sus nombres: Edgardo Antonio Vigo, Graciela Gutiérrez Marx, Luis Pazos, Carlos Ginzburg, Juan Carlos Romero. Ahora el Centro Cultural Recoleta los vuelve a juntar en una muestra llamada: “Arte Nuevo en La Plata 1960 -1976” que permite recuperar una experiencia, rescatarla de la dispersión del recuerdo y concentrarla para ser pensada como una parte de la historia del arte nacional.
Entre las búsquedas óptico cinéticas de Hugo de Marzziani, el informalismo y la geometría se respira el clima de tensión, discusiones y encuentros de los que eran protagonistas los artistas platenses que adherían a la abstracción. Detrás de los experimentos con el color, la forma y el espacio, se escuchan las polémicas y debates que despertó la exposición “Últimas tendencias”, realizada en 1965 en el Museo Provincial de Bellas Artes.
El pasaje por el taller de grabado de Fernando López Anaya, las técnicas de viscosité, el stencil, la fotocopia, fotogramas de los años setenta, todo sirve para contar la experimentación, la participación de los artistas en la exposición “Groups” presentada en Nueva York que expresa el valor renovador del movimiento.
Después la muestra entra en una zona de mayor calidez porque las múltiples fotos que reproducen la imagen de Edgardo Antonio Vigo, así como los objetos que acercan al espacio lúdico que siempre creaba o proponía, permiten recuperar la presencia del artista fallecido hace casi diez años.
Allí está la revista “Diagonal Cero”, creada por Vigo en 1962. Lejos de ser simplemente una publicación era un espacio de intercambio que describía, en su multiplicidad, las diferentes tendencias: La “Nueva Poesía Platense” y el diálogo que comenzaba a acercarlos a los grupos paulistas ligados a la poesía concreta, los poemas procesos, la poesía fónica y visual. La revista deviene, en palabras de Vigo, en una cosa, un objeto desplegable que el lector puede transformar en sus modos de ser descubierto y explorado.
Entonces hay que acercarse a la experiencia viva, a sus intervenciones, al “ataque por vía lúdica”, como decía Vigo, de la realidad.
Una serie de fotos muestran a Vigo en el Colegio Nacional de La Plata, en el año 1971 y a las urnas instaladas para el “Armado De un poema demagógico”. La propuesta era escribir en una boleta aquellos elementos imprescindibles para el armado De un poema, cada participante debía guardar el anonimato y depositar su papeleta en la urna. Se trataba de la construcción de una obra en tránsito, a la deriva, de una experiencia estética “para y/o realizar”, lejos del concepto de una obra acabada.
Los “señalamientos” son pensados en este mismo sentido. El “paseo visual” por el bosque o el taco escondido en el jardín de la casa de Vigo, construyen experiencias que no encierran una intencionalidad estética, donde el cuestionamiento a la integridad del valor arte se observa en la producción y en las formas de recepción.
No faltan los manifiestos y Vigo se pronuncia por un arte revulsivo que se acerca al concepto de crueldad de Antonin Artaud. Se trata de una actitud límite, una opción radical, el modo de conciliar arte y vida.
La realidad se vuelve cada vez más política, el conceptualismo de Juan Carlos Romero tiene, en palabras del curador, Fernando Davis, un carácter “apropiacionista de extracción y reencuadre de imágenes y textos de los medios gráficos y diversas fuentes literarias”. El aviso desesperado de alguien decidido a vender su riñón como el “Breviario” de Leonardo Da Vinci, sirven para pensar una “estrategia de la violencia”, muestran la realidad como ese espacio a enmarcar, a señalar con un lápiz para reclamar al espectador una mirada nueva. El sentido en permanente transformación.
Unos niños juegan en el agua, las imágenes de vitalidad y frescura no coinciden con el tono turbio de la foto ni con los títulos: “Juegos diabólicos”, “Emergentes”•. Romero saca estas fotos en 1976. Cuerpos jóvenes, agua de río…Allí está Romero viendo política y violencia donde otros ven remanso.
Hacia el final de la muestra el polémico grupo formado por Jorge De Luján Gutiérrez, Luis Pazos y Héctor Puppo quiebran el clima con una estética colorida y humorística, en una declaración de euforia y felicidad. El compromiso quedó atrás, o tal vez perdura pero en una forma irreconocible.
Como soporte está la ciudad de La Plata, contada en su vitalidad, en las imágenes que la muestran diferente a este presente. La tierra, el agua barrosa de Punta Lara. Esa ciudad que Vigo recorría minuciosamente en sus últimos días, como un modo de guardarla, de convertirla en embalaje y de llevársela antes del final.
Arte Nuevo en La Plata 1960-1976
Salas 4,5 y6 – Centro Cultural Recoleta
30 de marzo al 29 de abril
Organizado por la Dirección de Cultura de la Municipalidad de La Plata y el Museo de Arte Contemporáneo Latinoamericano (MACLA)
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La filosofía, la literatura, las artes, generalmente crean "ficciones". Nos enriquecen el alma, nos hacen volar con la imaginación, nos hacen soñar. Puede que la vida sea un sueño, y todo sea entonces una verdad relativa que quizás no sea verdad. Pero la pobreza, la inseguridad, la decadencia, la falta de valores y códigos, la destrucción que veo cada año en mi país cuando lo visito lamentablemente desde mi "exilio voluntario" y que cada vez va a más, que cada vez es peor, no es un sueño que me guste soñar. Lamento mucho que la chica que escribe este blog desde su casa con su ordenador, sueñe sus sueños felices en el que este gobierno mata cada día a miles de niños argentinos. Sigue escribiendo, lo haces bien.
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