domingo, 31 de enero de 2010

Lo que no me gusta II


Hace unos meses escribí un post donde explicaba por que no me gusta José Natanson y después de leer su nota de hoy en Página/12 confirmo mi desagrado

El primer error que comete es estructurar la presentación de las tres principales propuestas progresistas de la pos dictadura bajo la forma de clivajes. Será muy políticamente correcto desde la lógica de las ciencias políticas pero la mirada binaria es insuficiente. Un clivaje es una línea divisoria que un proyecto político establece para pensar la realidad. Se trata de un simplificación tan absoluta y autoritaria que si se la piensa aisladamente, como hace Natanson simplifica la escena política de un modo brutal .

Raúl Alfonsín no fue sólo la confrontación entre democracia o dictadura. O lo fue en su sentido extremo cuando el conflicto lo ponía contra las cuerdas. En realidad el principal desafío de Alfonsín fue querer unir el liberalismo con la democracia, dos componentes que pocas veces pudieron aceitarse en nuestra realidad política. Su límite fue no encontrar un armado económico eficaz que le diera fortaleza para sostener sus enfrentamientos con los sectores de poder.

El Frepaso fue una experiencia que fácilmente puede pensarse bajo el clivaje corrupción-transparencia porque se trataba de un proyecto político llamativamente débil que sólo existía para cuestionar al menemismo y canalizar el malestar que se observaba en la sociedad hacia el presidente riojano. Si puede pensarse bajo ese clivaje es, justamente, por su debilidad. Siendo más estricta, se trató de un producto de la telepolítica y su límite lo encontró en la realidad. Cuando fueron gobierno no les alcanzó con medir bien en un programa político, su inoperancia se volvió insostenible. Pensar bajo el concepto de clivaje es someterse a las normas mediáticas de la política porque esa consigna binaria es fácilmente asimilable por los medios.

Cuando llega al kirchnerismo Natanson encuentra varios clivajes, lo que podría explicar la negación del clivaje en sí. En realidad, como en el caso Alfonsín, se recurre al clivaje cuando el conflicto llega al extremo porque siempre que existe polarización existe también una simplificación del conflicto.

Una herramienta que utiliza el proceso de despolitización que vivimos es desvirtuar el conflicto bajo el nombre de clivaje. Al ser tan esquemático es menos interesante y se vuelve excluyente porque se lo presenta de una forma violenta donde el ciudadano siempre está afuera, como espectador de una disputa entre sectores de poder (tal como le gusta presentarla a la izquierda paleolítica) y no como un tema que los involucra. Describir un conflicto como la confrontación entre el gobierno y los productores agropecuarios no es lo mismo que definirlo como un conflicto sobre la soberanía alimentaria, sobre un proyecto de país agroindustrial, sobre la preservación del mercado interno. Allí el ciudadano ocupa un factor central, no está en la platea de un partido de tenis. Cuando los medios dicen que ese conflicto que instala el gobierno no le interesa al ciudadano de a pie está cometiendo un acto de cinismo. El conflicto debe ser presentado, tanto por el gobierno nacional como por el periodismo (mucho más si el gobierno no lo hace) como un conflicto que involucra a toda la sociedad en función de su supervivencia. En ese caso específico quien logró involucrar a la ciudadanía fue la Mesa de Enlace imponiéndole una conflictividad que no les pertenecía. La renta extraordinaria sin retenciones va a parar al bolsillo de unos pocos.

Para Natanson el error del gobierno en el conflicto con los productores agropecuarios fue presentarlo dentro del clivaje pueblo-oligarquía.Por supuesto que un clivaje de estas características no puede ser eficaz en un país que ha perdido totalmente la idea de pueblo pero, quedarse en este comentario podría implicar que la preocupación por recrear ese concepto no es válida. En este sentido aunque se haya instalado de manera desprolija, la palabra pueblo volvió a ser utilizada desde el gobierno de Néstor Kirchner sin vergüenza, de hecho Cristina Fernández la pronunció en su discurso de asunción. A veces la complacencia extrema que algunos periodistas tienen con la sociedad los lleva a negar los errores que ésta comete. Si el pueblo se identificó con la oligarquía en el conflicto por la 125 se equivocó y eso hay que señalarlo, como se equivoca cuando le brinda su apoyo a Julio Cobos. Estas cosas hay que decirlas porque aunque el gobierno nacional haya presentado el conflicto de una manera equivocada eso no justifica tan grosero error de la ciudadanía. Sino se estaría pensando a la población desde un lugar muy pasivo, cristalizándola en una expresión carente de decisión propia, de autonomía, negándole toda posibilidad y capacidad.

Natanson, en la recta final de su nota, termina reconociendo que lo que él observa como ineficacia K es en realidad la ficción de sus clivajes. Ellos buscan instalar un clivaje que no se corresponde con la realidad. Este es el lugar común de la critica que busca descalificar al kirchnerismo: convencer a la sociedad de que las gestas que ellos deciden realizar son falsas, no hay que creerles, por lo tanto, no existen. Lo que no existe es ni un gobierno ni una persona absolutamente coherente. Si el gobierno busca volver al mercado de capitales no quiere decir que la épica instalada con las retenciones sea falsa. Retenciones aplica un país como Estados Unidos que está lejos de ser comunista. El propósito mediático es pensar a los sujetos como seres de una sola pieza y si esa prueba no se cumple entonces son mentirosos, incoherentes u oportunistas. Lo que cuenta en las personas es el nivel de riesgo de su acción, la capacidad que tienen para llevar a fondo un proyecto más allá de los obstáculos y las batallas que tienen que librar, su fortaleza para no retroceder, para no amedrentarse. Después todos, hombres y mujeres con o sin poder nos equivocamos, tenemos flaquezas y también somos capaces de cambiar. Si se piensa la política desde la lógica binaria o sos blando o sos negro. Si sos gris ya sos una falsificación.

A mi me parece mucho más mentirosa esa lógica que piensa a los Kirchner como seres enclaustrados, tiránicos, necios. No creo que a la Argentina la haya sacado de la peor crisis institucional de su historia solo una persona. Creo que se necesitaba un líder y Néstor Kirchner lo fue pero seguramente deben haber sido muchos los que opinaron, pensaron y aportaron para que todo funcionara. Si no fue así hace bien en no pedir opinión, porque si es tan genial ¿para que va a dejar que los demás se inmiscuyan? Mi lectura del gobierno de Néstor Kirchner fue la de un Presidente que tuvo mucha capacidad para cambiar cuando una medida no tenía aceptación o cuando la realidad social pedía otra cosa. Un ejemplo fue el caso Blumberg.

Mi mayor rechazo al texto de Natanson se encuentra en su afirmación de que es Cobos quien instala el clivaje más inteligente al definirlo como consenso-conflicto.

La crítica que le hago al texto es que su autor no señala que ese clivaje es absolutamente falso en la boca de un vicepresidente que con su actitud opositora no hace más que acentuar lo peor del conflicto. Él no es un hombre de consenso sino de claudicaciones. Su “voto no positivo” no fue un aporte a la paz social sino una declaración de guerra al kircnerismo. Fue la mayor crispación que se pueda encontrar. Su motivación se fundamenta en su debilidad ante el poder económico y en el narcisismo de aprovechar el momento en que todos los ojos estaban puestos en él para provocar un golpe de efecto (su voto fue también un gran show mediático con la actuación de un dilema moral incluido) El consenso es posible si todos los actores en disputa están dispuestos a perder algo para que la nación gane. El sector agropecuario jamás cedió, ellos lo quieren todo a su medida, el gobierno hizo muchísimas propuestas y cambios pero no está dispuesto a sacrificar la decisión de fondo.

Margarita Stolbiszer se está acercando a Cobos y está siendo asesorada por un hombre muy inteligente llamado Marcos Novaro. La estrategia es mostrar a Cobos como la figura que garantiza la institucionalidad de la argentina frente a los abusos K.El límite que los Kirchner se estaban buscando. ¿Y quién le pone límites a Cobos? Alguien que no cumple con su rol de vicepresidente, que traicionó un proyecto político puede ser mostrado como la garantía de institucionalidad sólo porque reina la confusión. A los Kirchner se les pide que todo el tiempo hagan corresponder sus palabras con sus actos y sus actos con su pasado (lo que implicaría casi la perfección) y a la oposición (Cobos incluido) se la describe con la más absoluta indulgencia. Lo que dicen no se sostiene ni con lo que hacen ni con su pasado pero todos callan porque al momento de hablar de la oposición pareciera que son seres surgidos de un presente permanente. Son sólo lenguaje inmediato. No están situados ni tienen historia.

domingo, 24 de enero de 2010

La vedetización de la política



Si algo me preocupa por estos días es que la necesidad de llamar la atención de los políticos es más importante que la política misma.
Julio Cobos aprovecho el momento en que todos los reflectores lo enfocaban para tomar una decisión que responde a intereses políticos sobre los que ya hablé en su oportunidad, pero también por una razón más superflua. Sabía que de ese modo lograría un protagonismo que jamás hubiera conseguido si su voto hubiera sido a favor de la 125.
Pino Solanas cuando tuvo la oportunidad de debatir en TN con los otros candidatos a diputados por la ciudad de Buenos Aires eligió golpear más duramente a Carlos Heller con quien tenía más cercanía política. La estrategia de Solanas fue disputar el voto progresista. De ese modo estableció una discusión mezquina en la que se encolumna toda la izquierda. Si el kiosco del progresismo K esta por fundirse vamos a aprovechar para acaparar a sus clientes, piensa Solanas con una lógica más de comerciante que de estadista. Luis Zamora explicó su participación en las últimas elecciones desde el mismo razonamiento: nos presentamos porque el kirchnerismo está en crisis. No dijo porque le tememos al avance de la derecha, su planteo es: solamente podemos conseguir votos si el kirchnerismo pierde adherentes.
Elisa Carrió es la abanderada de este recurso. Existe políticamente en la medida que puede producir escándalos y su intervención es exclusivamente mediática. Los periodistas que lanzan suspiros extasiados al observar la vida política chilena y uruguaya se ocupan de invitar a sus programas, de darle prensa, micrófono y cámara a estos políticos del escándalo y no a los personajes moderados que busca crear acuerdos y apoyar las medidas de gobierno que les parecen favorables para la ciudadanía. Estoy segura de que Martín Sabatella mide mucho menos que Pino o que Margarita Stolbizer, ahora bastante tranquilizada después de su alejamiento de Carrió, ha recibido menos invitaciones a los programas. El cinismo que ya ha dejado de lado pudores, exalta la convivencia democrática, la integración y el consenso pero recurre propagandísticamente a los apologistas del caos, el desastre y la crisis. Cuanto más se critica al gobierno, cuanta más virulencia se usa para calificar a la presidenta más tiempo de pantalla se obtiene.
Todos hemos sido testigos de las acusaciones que tienen que sufrir políticos como Macaluse, Raimundi o Sabatella de parte de los periodistas de TN, después de haber acompañado una política de gobierno, ni que hablar del mecanismo de desgaste psicológico que sufre Daniel Scioli al escuchar varias veces al día que es sumiso y servil a Néstor Kirchner. No hay que ser muy sagaz para darse cuenta de que lo que están buscando es que un día el gobernador de la provincia de Buenos Aires se levante con los pájaros volados y se subleve contra el supuesto tirano.
Aquí ocurren dos cosas que me interesaría señalar. Por un lado la oposición (entre la que se encuentra el grupo mediático más importante del país) sabe que no tienen una propuesta superadora al kirchnerismo y que si el kirchnerismo, pese a todo, sigue concretando logros imperfectos pero logros al fin que mejoran la vida cotidiana de la ciudadanía, ellos tienen que resignarse a mirar la película desde afuera. Lo único que les queda es destruir, ningunear y tratar de cambiarle el sentido a lo evidente a través del discurso. Decirle al pueblo argentino: ustedes creen que están mejor pero todo es un desastre ¿o acaso piensan que vamos a salvarnos de la crisis mundial? ¿O son tan tontos que no se dan cuenta de que nosotros no podemos estar en el G20, que no podemos ser un país emergente?
Pero ocurre algo tal vez más preocupante ideológicamente que es el imperio del individualismo. Cuando Pino Solanas decidió confrontar con Heller para lograr su segundo puesto como diputado eligió el camino que más le convenía a él pero no el más conveniente para el país. Pensó en términos individualistas y dejó de lado la idea de nación, camino idéntico al de Cobos. Cuando un político ocupa un cargo al que llega por el voto popular está representando a ese colectivo, no es una individualidad. Es un ser autónomo, por supuesto, porque la autonomía es una condición esencial de la subjetividad, pero su cargo lo inviste de una entidad que lo convierte en un colectivo. Hoy leí en el diario Miradas al Sur que Marcos Novaro argumentaba que Cobos no era un traidor porque representaba a ese sector de la ciudadanía que había votado al Kirchnerismo y que después se desilusionó. Es una justificación más inteligente que la que suele escucharse pero no es válida. Los que votamos a Cristina Fernández sabíamos muy bien cuál era la política que el gobierno venía implementando hacia el sector agropecuario. Además el razonamiento de Novaro supone que el político debe ir con la corriente que le dictan las masas sin pensar que estas pueden estar equivocadas o, suponiendo que esos sectores sociales piensan con total independencia, no están siendo inducidos por sectores políticos que quieren perjudicarlos.
Estas decisiones aportan a la desideologización, aún cuando sus principales actores sean personas como Solanas, con una fuerte formación política, aunque parezca increíble se comporta como un menemista porque justamente, fue el menemismo el que nos dio la libertad de ser individualistas sin culpa, la irreverencia para poner nuestros intereses más mezquinos por encima de las causa más nobles y eso es lo que mucha gente festeja tanto en Cobos como en Pino, esa ausencia de culpa para desentenderse por el otro, por lo social, por el país, porque todo eso pesa, es una carga que molesta y es mucho más fácil andar más livianos por la vida. El otro siempre es un problema.
Hace unos días leí una vieja entrevista a Nicolás Casullo donde proponía una tesis que a mí me resultó muy inspiradora. Casullo consideraba que la sociedad argentina sentía culpa por los años de la dictadura, por haber sido permisiva, por haber mirado para otro lado y que le molestaba que el kirchnerismo volviera a instalar el tema porque no dejaba de sentirse juzgada, de tener que empezar a preguntarse ¿qué hice yo en esa época? Nunca lo había pensado pero creo que parte del odio hacia el Kirchnerismo tiene que ver con haber vuelto la vida más densa, más real, más compleja, cargada de conflictos, de sentidos, de realidad, de épica. Algunos quieren, como en la obra de teatro “Calígula” seguir con su vida mediocre pero sin ser consientes de su mediocridad. No pensar, detestan a esas personas que los obligan a tomar conciencia, a hacerse cargo del pasado. No se quiere ni siquiera recordar que hubo una crisis aplastante y que salimos de ella gracias al kirchnerismo, hay personas de a pie que hacen un gesto de fastidio cuando uno les señala este dato irrefutable y hay muchos políticos y periodistas que dicen: No hablemos del pasado sino del presente. ¿En la política nueve años son el pasado? Tener una historia es algo molesto, mejor creer que somos recién nacidos, que somos esos personajes de las series que viven en un presente permanente y todo lo pueden, que el otro no es un límite ni un problema, que podemos hacer lo que se nos da la gana.

lunes, 18 de enero de 2010

La muerte de un poeta



El cadáver de Federico García Lorca parece inhallable.
Durante dos años realicé una serie de cuatro notas para el diario Clarín sobre las últimas investigaciones sobre su muerte.
Aquí reproduzco una nota publicada en junio de 2008 en la revista Viva.
Dos amigos que, como en un cuento borgeano, asume cada uno el incierto rol del traidor y el héroe. Uno es poeta, con ideas de avanzada y una sexualidad demasiado desafiante para la España de los años 30. El otro es un falangista que se ocupará de propiciar y apoyar el golpe de estado que llevará al poder durante cuarenta años a Francisco Franco.
Pero, como en un cuento borgeano, esos roles se desdibujan porque si a Federico García Lorca le tocó morir en su Granada natal, con los nombres de sus amigos y familiares mezclados entre los disparos y las delaciones, para Luis Rosales, su amigo falangista, llegó la hora de la redención, de borrar las sospechas.
Este relato, uno de los tantos hilos que tejen una trama infinita donde los personajes se suman generosamente, forma parte del documental “El mar deja de moverse”, dirigido por Emilio Ruiz Barrachina quien llega a la Argentina, acompañado de los poetas Félix Grande y Francisca Aguirre para presentar el film en la Feria del libro y en el Malba.
El silencio tiene un peso dramático fundamental en esta historia porque durante los setenta años que transcurrieron entre el crimen y este presente, los murmullos sobre las complicidades familiares que acompañaron el asesinato del poeta eran una constante .Los murmullos construían el peso de ese silencio. El documental, como las investigaciones de Ian Gibson, Pilar Góngora y Miguel Caballero que alimentan el film, permitió levantar la voz sobre los hechos.
“Ya resabe que en los pueblos hay muchos runrunes que pasan de boca en boca y que no se hacen públicos por miedo. Las familias de caciques han seguido y siguen en muchas partes de España, aún en democracia, ejerciendo un poder al que es complicado enfrentarse. Máxime en el entorno rural. De hecho, mucha gente nos ha proporcionado datos pidiendo ocultar su procedencia”, explica Ruiz Barrachina.


Los hechos:

Federico llega a Granda para celebrar la fecha de su santo que se conmemora el 18 de julio. Quiso el azar que ese mismo día estallara el golpe de estado que abrió el camino hacia la guerra civil. El poeta tenía planeado partir un mes después hacia México pero los hechos se precipitaron.
“A Manuel Fernández Montesinos (cuñado de Lorca y alcalde socialista) lo matan en la madrugada del 15 de agosto. A Federico lo detienen en la casa de los Rosales a las cinco de la tarde (hora muy lorquiana) del 16 de agosto. Ni él ni nadie supieron hasta último momento que lo iban a matar. Su muerte se produjo por una cascada de acontecimientos que culminaron con la orden de Queipo de Llano, ya de madrugada, desde Sevilla, que le da a Valdez con la frase: “A ese dale CAFE, mucho CAFE”. CAFÉ eran las células de acción de la Falange Española, es decir, las Escuadras Negras. Quien lleva a Lorca hasta Víznar es Juan Luis Trescastro Medina”, relata el director del documental.
Federico busca refugio en la casa de su amigo Luis Rosales porque imagina que nadie irá a buscarlo al hogar de los conocidos falangistas que han respaldado el golpe.
“Antonio y Miguel Rosales no estaban muy conformes con la presencia de Lorca en la casa de sus padres. Antonio (tesorero de la falange) le confirma el 16 de agosto al capitán Rojas que su hermano Luis lo escondía en su casa pero él no estaba de acuerdo y se desentendía del asunto”, agrega Ruiz Barrachina.
No sólo se equivoca García Lorca sino que Luis Rosales, al aceptar proteger a su amigo pasa convertirse en algo que no es: un traidor. O, mejor dicho, siguiendo la lógica borgeana será un converso, alguien que debatiéndose entre su afecto y su ideología se revela, de algún modo, ante ese régimen que defiende.
“Luis Rosales hizo todo lo que pudo por su amigo, como lo hizo por nueve personas más casi todas del partido comunista”, sostiene Ruiz Barrachina quien siguió la pista de los Rosales como un elemento pendiente que venía a completar la historia. Los testimonios de Francisca Aguirre y Félix Grande, expuestos en el documental, ayudan a iluminar la verdadera intervención de Luis Rosales.
El tema es también una señal incandescente que salpica aún hoy a los descendientes de ambas familias.
“Manuel Fernández Montesinos (sobrino del poeta) considera que Luis Rosales no entregó a Lorca pero, a pesar del asesinato de su amigo siguió defendiendo los ideales golpistas y apoyó el régimen de Franco”, agrega Ruiz Barrachina.


La tragedia:

La otra posibilidad sería contar esta historia como una tragedia griega donde el drama íntimo, las decisiones políticas y el mundo doméstico son uno solo.
La familia García Rodríguez, a la que pertenecía el padre de Lorca, sostuvo durante años rencillas por la posesión de las tierras en Vega de Granda con los Roldán (sus primos) y los Alba. Estas diferencias se convirtieron en el combustible perfecto cuando tomaron la forma de acciones políticas irreconciliables.
Federico sigue la línea paterna y se identifica con el proyecto republicano. Los Roldán pertenecían a Acción Popular y fueron convocados por Valdés (gobernador militar de Granada tras el golpe de Franco) para la conformación de las Escuadras Negras, una suerte de grupo de tareas que tenían la finalidad de hacer desaparecer gente. Los Roldán hicieron uso de ese poder para matar a Lorca.
“Queda demostrado en el documental que estas imbricaciones familiares y las relaciones con sus primos, ya muy complicadas desde las rencillas mantenidas por sus padre con miembros de la familia, son causa directa de la muerte de Lorca. Esto sucedió también en casi todos los pueblos de España. Sigue siendo la política la primera causa, pero estas relaciones familiares y la homofobia, desmitifican en parte la muerte de Lorca y a la vez la engrandecen porque se hace representante de otras miles de muertes de gente anónima pero todas encabezadas por Lorca, fue la muerte de una España de libertades y renovaciones. Fue la muerte de una España a manos de otra España que mataba en nombre de Cristo y de las más rancias convicciones”, enuncia Ruiz Barrachina.
Horacio Roldán, el primo de Federico, instigó su detención. Tres Castros Medina, casado con una prima del padre de Lorca y abogado de Roldán, fue el autor material del crimen. No faltó, en Vega de la Granada, quien lo escuchara decir sin pudores que le había dado “tres tiros en el culo por maricón”. Un hombre que “murió sin descendencia, alcoholizado, enloquecido y peleado con el resto de su familia. Parece que al final de sus días fue un hombre atormentado. Localizamos a una de las sirvientas más jóvenes que tenía en la finca y nos reconoció que fue el suyo el coche en el que llevaron a Lorca desde el gobierno civil hasta Alfacar para asesinarlo, un Oakland negro que ella misma limpió al día siguiente. No quiso, por miedo, hablar a cámara porque sus hijos siguen teniendo tierras en Vega de la Granada”, comenta Ruiz Barrachina.


El presente:

Poco se habló en el interior de la familia García Lorca sobre este crimen.
Esta historia fue siempre un policial donde cada dato que se descubre por sorpresa puede ser la pesquisa para apilar testigos, personajes, cómplices.
Es también el relato sobre la necesidad de conocer y representar el pasado y sobre la demanda de justicia que se ha postergado durante tantos años. Es la posibilidad que abre el recambio generacional de mirar la verdad de frente y poder acercarse a quien parecía un enemigo. El director Ruiz Barrachina hizo posible que Laura García Lorca (sobrina del poeta) y Luis Rosales hijo quienes mantenían una distancia hostil debido a las sospechas, compartieran un paseo frente a las cámaras.
“Evidentemente tanto Laura como Luis han logrado superar varios prejuicios que mantienen los mayores. El encuentro fue amistoso, dentro de una seriedad lógica. Yo agradezco mucho a ambos que quisieran dar este ejemplo de reconciliación y uso de la razón, ese debe ser el futuro, el cierre de una herida.”
La palabra que suelta Ruiz Barrachina resuena en el lector argentino con cierta incomodidad. La reconciliación es una figura maldita para el pensamiento político nacional, sin embargo, par los protagonistas de esta historia, parece ser una instancia necesaria.
“Es muy difícil, entre la gente mayor, alcanzar un perdón pues, a pesar de que han pasado más de setenta años, las heridas entre la gente que vivió la guerra y muchos de sus descendientes siguen abiertas. No hay que olvidarse que una guerra dura cien años y a nosotros todavía nos quedan treinta para superarlo. Deben pasar al menos dos generaciones para que la guerra civil sea una referencia histórica y los jóvenes puedan afrontar aquel desastre con templanza y calma. Sirva como ejemplo de cómo están las cosas que aquí uno de los grandes partidos nacionales, representante de la derecha, todavía no ha realizado una condena explícita y pública del franquismo”
Por el momento la discusión sobre la exhumación de los restos de miles de personas asesinadas durante la guerra civil, y enterrados en el Barranco de Víznar, el lugar donde supuestamente estaría el cadáver de García Lorca, separa a los sobrinos del poeta de los familiares del banderillero y el maestro de escuela asesinados junto a Federico.
Para los sobrinos de García Lorca la exhumación no aportará datos sobre la muerte y posibilitará un espectáculo morboso. Otros reclaman una tumba donde ir a dejarle flores a sus muertos.
Una vez más la pregunta sobre qué hacer con el pasado, qué hacer con los muertos y la excepcionalidad de su muerte se debate entre el cementerio de la memoria y el dato científico que da nombres y espacio físico a quienes desaparecieron.






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domingo, 10 de enero de 2010

Política y ley


La conflictividad que estamos transitando en torno a la destitución del Presidente del Banco Central se lee en el idioma de la relación entre política y legalidad.
La acción política requiere de estrategias. Cristina Fernández se instala en esta batalla sostenida en la razón: La política económica la dicta la Presidenta, por lo tanto Martín Redrado debe acatar sus directivas. La independencia del Banco Central se funda en una suposición desmentida por la realidad. Que los gobiernos son insuficientes para garantizar una estabilidad monetaria y que la autarquía del Banco Central (que es en realidad una dependencia de los centros económicos mundiales) permitiría su sostenimiento monetario. Las grandes crisis latinoamericanas tuvieron lugar bajo esta reforma de la carta orgánica de dicha institución (incluida la última crisis argentina del 2001). La presidenta entonces considera que esta formulación no tiene validez y actúa como si no existiera. Esa reforma que el kirchnerismo no se animó a hacer (reconocido esto por el mismísimo Néstor Kirchner) es actuada por la presidenta, establecida de hecho.
El problema es que en política no alcanza con tener razón. La razón y la ley valen en función de una estrategia. Para la oposición es un avasallamiento a las instituciones que Cristina Fernández haya echado a Redrado pero no lo sería (o no se animarían a plantearlo) si la presidenta tuviera el 80 por ciento de popularidad. Nadie cuestionó el uso de las reservas para pagar la deuda que realizó Néstor Kirchner en el 2005 porque era difícil oponerse a un presidente legitimado por las urnas. Con esto quiero decir que para declarar ilegal una medida no basta con la objetividad de la ley sino con las relaciones de fuerza y una estrategia que haga posible su aceptación en el terreno de lo judicializable. De hecho la celeridad de la jueza Sarmiento demuestra que la justicia está embebida en estas relaciones de fuerza y responde según ellas.
En este mismo sentido podríamos decir que el desempeño de Julio Cobos es contrario a la constitución y en realidad lo es, él no cumple con el rol que la carta magna le designa al vicepresidente. Usa los beneficios cargo para hacer política opositora. Sin embargo nadie le hace juicio político. ¿Por qué? Porque como goza de buena imagen en la ciudadanía, el oficialismo no se anima a lanzarse a una cruzada que lo desgastaría y tiene todas la de perder, con el riesgo adicional de sumarle popularidad a partir de su victimización. Como saben que la oposición y los medios saldrían a respaldarlo prefieren poner las energías en otro frente. La legalidad, por la que toda la oposición se rasga las vestiduras, existe en la medida de su oportunidad, de su conveniencia y de sus relaciones de fuerza.
Una oposición que carece de propuestas y de capacidad de gobierno (como lo demostraron y lo demuestran en generosos ejemplos) tiene en la judicialización de la política su arma por excelencia. Ellos son especialistas de la denuncia y si algo demuestra la política es que la ley es arbitraria, que está sostenida en producciones de verdad que responden a una construcción de poder.
Voy a ser más clara: se judicializa al que pierde no al que gana. El que tiene que sufrir el peso de la ley es, la mayor parte de las veces, el que está en una condición de vulnerabilidad. Los crímenes de guerra existen para el bando de los vencidos, nunca para el de los vencedores.
No estoy queriendo decir con esto que los Kirchner sean perdedores, de hecho considero que este es un gobierno muy fuerte pero los Kirchner se han debilitado en su popularidad, han sufrido bajas en cuanto a sus aliados y se enfrentan claramente con una oposición desestabilizante que tiene como fuerte respaldo en grupos de poder que el kirchnerismo ha puesto claramente en el lugar de enemigos. En un mapa como este hay que actuar con cuidado.
Otro elemento importante es como se utiliza esa supuesta “rebeldía institucional” para la construcción de la imagen política. Cobos y Redrado buscaron protagonismo del mismo modo: Desafiando, desobedeciendo a los Kirchner. Los dos lograron obstruir una decisión de gobierno. La base del desgaste es frenar cualquier iniciativa del poder ejecutivo (no importa si es mala, buena o regular) para generar la sensación de una presidenta débil que no gobierna. El discurso mediático convierte a estos personajes en héroes porque se sublevan ante la tiranía de los K. Nuevamente contribuyen a uno de los rasgos ideológicos fundamentales de la derecha: el individualismo. La conveniencia personal se coloca por encima de los intereses del conjunto y la ciudadanía parece reivindicar este funcionamiento. Se festeja la astucia contra la solidaridad y se pagará un altísimo costo por este suicidio como sociedad.
Esto ocurre, en gran medida, porque la política se personaliza. La figura de Cristina Fernández provoca irritación en las clases medias y altas entonces todo se convierte en un gran culebrón donde Elisa Carrió es una villana de novela y el público, contrariamente con lo que ocurre en el teleteatro de la tarde, se identifica con la malvada.
Más allá de la discusión sobre las reservas, el Fondo del Bicentenario o la autarquía del Banco Central, lo que queda claro es que todos estos datos son excusas al momento de conspirar contra los Kirchner. Sirven como herramientas a utilizar cuando la oportunidad brinda una hendija para desgastar al gobierno. La ley es usada para cometer la ilegalidad mayor: buscar que las decisiones de estado las tomen aquellos funcionarios que no han sido votados por nadie. Bajo estas condiciones Redrado tiene más capacidad de decisión que Cristina Fernández.
La sociedad está mostrando un nivel de permisividad preocupante frente a las conspiraciones de la oposición. Digiere la sobreactuación de un Redrado o un Gerardo Morales con una complacencia desconcertante.
La contribución de varios periodistas por estos días, de explicar cuando se estableció la independencia del Banco Central, bajo qué condiciones y estrategias, quienes fueron los redactores de sus artículos (Cavallo y Martínez de Hoz) sirve para pensar la ley bajo un devenir político porque el discurso mediático mayoritario en alianza con la oposición, buscan instalarla como un valor absoluto que no responde a relaciones de poder e intereses de un momento histórico determinado, sino a una idea de verdad incuestionable, casi divina, que pareciera estar fuera de toda discusión.
Uno de los grandes argumentos de los golpes de estado, sean brutales o sofisticados, es revestir de ilegalidad al poder de turno. La oposición de derecha (y algunos progresistas destemplados) buscan erguirse como los guardianes de la constitución. No falta mucho para que se sostenga que Cristina Fernández entró de prepo a la Casa Rosada, recordemos que Carrió y Alberto Rodríguez Saá hablaron de fraude en las últimas elecciones presidenciales. Lo que el oficialismo debe evitar es llevar la confrontación política al terreno de la disputa por la veracidad del valor de las leyes, debe construir su sustentabilidad política en otro terreno, no por ser ilegales, sino porque la política no es solo sujeción a las leyes sino, fundamentalmente, construcción de realidades nuevas, creación de posibilidades, transformación social, situaciones, todas estas, que pueden llevar a cambios y mejoras en las leyes, a demostrar que ciertas normas responden a estrategias de un modelo que fracasó y que hoy en día no nos representa , o al menos algunos no queremos, que nos defina como sociedad.

miércoles, 6 de enero de 2010

Herramientas difitales



Porque el oficio periodístico cambia constantemente y nos impulsa a incorporar herramientas nuevas, porque el mundo digital es una herramienta cada vez más fascinante que ofrece todas las posibilidades a las mentes creativas, hoy es un día de festejo para mí. Acabo de enterarme que fui seleccionada para realizar el “curso de herramientas digitales para periodistas “que dicta el Centro Knight para el Periodismo en las Américas.

domingo, 3 de enero de 2010

Mujeres suicidas




Mientras mi obsesión por Sylvia Plath continúa de un modo preocupante, me interné en la vida de Anne Sexton. Un poco porque cuando realicé la Clínica de poesía en la Biblioteca Nacional Liliana Lukin me sugirió su lectura y otro poco porque, además de haber sido amiga de Sylvia Plath fue otra poeta suicida, al igual que Assia Wevill, la mujer por la que Ted Hughes abandonó a Sylvia Plath.
Pensaba que otra lectura posible sobre estos suicidios podía encontrarse en el machismo reinante en los años cincuenta y sesenta y en lo difícil que debió ser para estas tres mujeres defender su autonomía y su lugar de poetas.
La sociedad machista se vuelve asesina en la medida en que la mujer se siente castigada por ser talentosa. Estas tres mujeres fueron absolutamente femeninas y no renunciaron a ningún aspecto de su femineidad por ser poetas. Eran desigualmente bellas y atrevidas pero no tanto como para evitar el tormento que las llevó a elegir la muerte.
Escuchaba a Tomás Abrahán hablar del mito de Adán y Eva expulsados del paraíso y no sé si fueron sus palabras exactas o algo de su discurso despertó este pensamiento en mí, lo cierto es que se desprendía de su relato la idea de que la mujer no es culpable de ser bella y de tentar al hombre pero, de todas formas, fue castigada y sometida (creo que estas son palabras de la Biblia) porque su poder era inmenso. La belleza femenina unida al talento, a la inteligencia, a la audacia, a la sensualidad, a la capacidad de traer hijos al mundo, es tan grande que si a la mujer no se la somete, no se la sojuzga, no se la encierra en su casa para que se dedique a las tareas domesticas, no se la convence de que en realidad no puede, su atracción puede ser tan demoledora que el hombre quedaría empequeñecido o maravillado.
La humanidad aprendió muy rápidamente esta lección.
Sylvia Plath era una mujer con una auto-exigencia demoledora. Su padre la no fue la figura malvada que destrozó la infancia de Anne Sexton pero su muerte marcó el final de la felicidad para la niña Sylvia. En su poema Daddy escribe: “Toda mujer adora a un fascista, /la bota en la cara, el brutal/brutal corazón de una bestia como tú. “
Siempre he pensado la exigencia a la que se sometía Sylvia Plath como el principal motivo de su inclinación suicida pero ¿qué mujer no siente la obligación de ser perfecta? Las mujeres sentimos desde el principio de los tiempos que somos culpables de todo.
En el poema de Anne Sexton que tiene el escandaloso título de “Balada de la masturbadora solitaria”, la poeta norteamericana confiesa:
Entonces llegó mi rival de ojos oscuros.
La dama acuática, irguiéndose en la playa,
en la yema de los dedos un piano, vergüenza
en los labios y una voz de flauta.
Entretanto, yo pasé a ser la escoba usada.
De noche, sola, me caso con la cama.
Ella te agarró como una mujer agarra
un vestido de saldo de un estante
y yo me rompí como se rompen las piedras.
Te devuelvo tus libros y tu caña de pescar.
El periódico de hoy dice que os habéis casado.
De noche, sola, me caso con la cama

Hay algo de castigo en esta sincera descarga de Sexton. No serás feliz porque tu destino era someterte a un marido tiránico no convertirte en poeta y tener amantes. Hay una celda de la que la mujer jamás saldrá por más que sea una escritora famosa como soñaba Silvia Plath, porque esa cárcel estará en su propia cabeza. El hombre la engañará, como Ted Hughes, para demostrarle que no es única, que es reemplazable, que aunque ella se muera vendrá otra y cuando esa otra se suicide, como hizo Assia Wevill, ya habrá otra para reemplazarla.
No estoy haciendo una especulación sobre las supuestas intenciones de Ted Hughes, sólo imagino que algo similar debían sentir esas mujeres y de allí su contundente sensación de derrotadas.
Sylvia no podía soportar el fracaso. En la película sobre su vida se la muestra como una mujer obsesionada por su marido (tal vez de un modo excesivamente reduccionista) que está dispuesta a todo para no perderlo. En los planes de Sylvia no existía la posibilidad de que sus sueños no se cumplieran, no estaba preparada para eso, una mujer que sufre cuando no puede alcanzar la perfección a veces se queda sin armas cuando se enfrenta a la revelación de que su vida no va a ser perfecta.
El suicidio de estas tres mujeres denuncia que no es posible sobrevivir desde la excepción. Que tarde o temprano esas mujeres brillantes deberán ser comunes o morir. Si pensamos en Alfonsina Storni su destino es muy similar. Una vida absolutamente atípica para comienzos del siglo XX. No aceptó la fatalidad de ser madre soltera sino que se animó a ser una figura literaria y una mujer llena de amantes. La enfermedad de Eva Perón podría leerse en la misma línea. Destrozar la singularidad, la revelación, la luminosidad de estas mujeres parece ser el plan. Domesticarlas o terminar con ellas.

viernes, 1 de enero de 2010