domingo, 4 de julio de 2010

El cínico


Los que siguen este blog saben de mi afecto por el programa “Café las palabras” al que tuve el honor de ser invitada hace unos meses.

Como todas las semanas el viernes pasado me dispuse a ver y a disfrutar de este entrañable programa cuando me encuentro con la visita de Ernesto Tenembaum. Pero no estaba solo, llegó al estudio de Canal 26 acompañado de su cinismo.

Fuera de su contexto habitual como conductor de un programa de radio Mitre o TN , Tenembaum se mostró más descarnadamente como un ser absolutamente ruin. Hizo gala de un recurso muy propio del periodismo al que él adhiere: la desestimación no sólo de la realidad sino de los argumentos del otro como un modo de llevar al extremo el relativismo. Ese relativismo que tuvo su momento de gloria en los años noventa.

Todos los logros del gobierno nacional son medidas que la Presidenta tomó a su pesar, a regañadientes. Así que una mujer como Cristina Fernández que pudo sostener el conflicto con la patronal rural durante cuatro meses negociando pero sin claudicar en sus fundamentos básicos, decidió dar la asignación por hijo porque fue presionada por la oposición. Una mujer que se decide a enfrentar al principal grupo mediática toma resoluciones o su pesar. Suena raro pero los argumentos (o no argumentos) de Tenembaum tienen una ventaja, están construidos desde la lógica del no pensamiento que entra como por un tubo en la cabeza de los ciudadanos despolitizados. Lo difícil de discutir con Tenembaum es que él no cree en nada. Su objetivo está puesto en desmoronar los argumentos del otro con la sonrisa del superado canchero pero siempre ocultando la ideología que lo sustenta.

Cuando Jorge Schussheim argumentó con solidez sobre la jugada maléfica de una oposición que hoy pide el 82 por ciento móvil y ayer le descontaba el 13 por ciento a los jubilados, Tenembaum con ese tono liviano propio del pensamiento débil le dijo que el rol de la oposición era justamente buscar los puntos vulnerables del gobierno para acorralarlo. Mentira absoluta. El rol de la oposición no es desfinanciar al estado, no es liquidar las políticas beneficiosas para quitarle sustento a un gobierno, no es llevar al fracaso una situación de bienestar( no absoluta pero próspera) porque si a estos les va bien, ellos pierden esperanzas de hacerse de la caja que tanto codician , no para redistribuirla, sino para apropiársela y concretar el tan preciado ajuste que el grupo Clarín pide a gritos.

Pero el colmo del cinismo de Tenembaum llegó cuando dijo que el kirchnerismo era gorila porque consideraba que la ciudadanía no pensaba y se tragaba todo lo que decían los medios. El discurso de la despolitización que tiene en Tenembaum a uno de sus principales propagandistas, se sustenta en la descontextualización. Primero hubo una etapa de profundo vaciamiento ideológico donde el periodismo creció en credibilidad. Durante los noventa una población desencantada de los políticos le hacía un altar a Telenoche. Allí el periodismo comenzó a convertirse en algo que jamás debió ser, una suerte de justiciero que desde su pulpito en un canal de televisión o en un estudio de radio increpaba al poder exhortándolo a cumplir eficientemente su trabajo. Para el periodismo el desastre de la política era el gran negocio porque los espectadores depositaban toda su credibilidad mancillada en ellos y sus cuentas bancarias crecían. Así fue como se convirtieron también en el refugio del pensamiento político disfrazado de entretenimiento.

Durante la etapa de alto nivel de popularidad de Néstor Kirchner el periodismo estrella pedía un acto de corrupción a gritos porque sin escándalo perdían su razón de ser. Que la sociedad se politice y crea en un proyecto es casi igual que observar como comienzan a cavar su tumba. Se equivoca Tenembaum cuando acusa a los medios supuestamente kirchneristas de convertirlo en su enemigo. Es porque la ciudadanía puede comenzar a pensar que empieza a ver los hilos que sostienen el discurso mediático. Si muchos han comenzado a detestarlo es porque se dieron cuenta del modo vergonzoso e insultante conque Tenembaum trata todos los días a sus oyentes, espectadores y lectores de boludos.

Frente a la escenificación de las caceroleras que realizó el grupo comandado por Mosquito Sansineto, Tenembaum se apresuró a cuestionar lo que él observaba como un estereotipo “porque sino no habrían ganado las elecciones el 28 de junio” dando a entender que la línea política que enarbolaba las cacerolas era la expresión de ese triunfo electoral. Los que nos topamos alguna vez con los caceroleros podríamos decir que Sansineto se quedó corto pero lo que me importa destacar del discurso de Tenembaum es que él siempre se preocupa por mostrarse como un tipo moderado, equilibrado que huye del discurso polarizado, de los blancos y negros. Es lógico, el discurso de la moderación es el que anula el conflicto, por lo tanto se vuelve mucho más maniqueo que aquel que reconoce un conflicto y entonces elige defender con fervor una postura. En nombre de la inteligencia Tenembaum ironiza frente a toda forma de defender las propias convicciones (lo gracioso es que a la pasión política se la tilda de setentismo) Claramente se ve que una política de intensificación e identificación de conflictos es mucho más compleja que aquella que intenta borrar la tensión bajo la excusa de las ambigüedades.

Pero lo fundamental es que el discurso que se niega a pensar la política desde la correlación de fuerzas es el que busca, al mejor estilo posmoderno, borrar la realidad como el espacio donde se desarrolla la confrontación política y reducir la discusiones a ironías y golpes de efecto que podrán funcionar en los escasos minutos televisivos pero que frente a un análisis más fino no tienen ningún tipo de sustentabilidad.

6 comentarios:

  1. Tuve oportunidad de ver la mayor parte del programa que referís durante su emisión. Luego completé el inicio de la entrevista en youtube. En realidad no encuentro en el invitado la suma de adjetivos descalificativos que le adjudicás. Sería ofender la inteligencia del espectador / lector el pretender escuchar del otro sólo lo que agrada a nuestros oídos.

    Lo que prevaleció en los noventa no fue precisamente el relativismo sino el “pensamiento único”.

    Tal vez una de las mejores defensas de la AHU haya sido el informe presentado en palabras más palabras menos en los días posteriores a los afiches del “escrache” (y a pesar de los mismos), con la presencia de Lo Vuolo, exponiendo sin segundas intenciones las cosas a favor y las cosas faltantes de la medida. Precisamente el economista a quien se le reconoce los derechos de autoría del ingreso universal para la niñez. Que antes del decreto presidencial que la implementara existieron organizaciones sociales y políticas que la propugnaran durante más de diez años, es un dato de la realidad insoslayable. Imaginate esta medida adoptada, por decir, cinco años atrás, hubiese sido francamente revolucionaria.

    No hay lugar a dudas que el año pasado ese reclamo se extendió por el agravamiento de la situación social.

    Ha sido justamente CFK quien cuando lanzó la AHU manifestó que no es una medida propicia sino que la política económica que impulsa es la de brindar trabajo. Más que a su pesar o a “regañadientes” puede decirse que la demora ha sido más que larga.

    Respecto al 82% móvil, la argumentación de Tenembaum fue el de ubicar la discusión en el contexto actual, dentro de las reglas de juego de la democracia, en el plano de la política. Sus interlocutores, por el contrario, pretenden invalidar el debate porque quienes hoy proponen ese beneficio otrora bajaron las jubilaciones un 13%. Y esa medida se dió en otro contexto; lo mismo que la constitución del ‘49, por más que comparta su justa reivindicación. Si se trata de debatir dejemos de lado los anacronismos. También dentro de los que hoy rechazan el 82% móvil se hayan aquellos que apoyaron la baja jubilatoria.

    Corrijo una apreciación tuya porque Tenembaum habló de la concepción gorila en la que caen algunos periodistas kirchneristas y no de que el kirchnerismo es gorila. A menos que consideremos que esos periodistas representan a los Kirchner y a quienes los apoyan y/o son parte del kirchnerismo. La argumentación de Tenembaum es irrefutable nos guste o no el personaje ET. La concepción gorila es aquella que niega a las mayorías, la que niega al pueblo, como si este fuese incapaz de decidir su destino. Se cae en una limitación muy grande cuando uno se atribuye la propiedad de la verdad: Instalo la necesidad de que ese pueblo requiere de quien lo “ilumine” para que no se equivoque, para que no se crea lo que le dicen los medios, me convierto por propia gracia en la “vanguardia iluminada”, ¿que quién me eligió?, no importa, ¿el pueblo?, no, qué va ¿hay que consultarlo, acaso?


    Me parece que todos estamos en la capacidad de discernir lo que consideramos bueno de aquello que no lo es.

    (continuará)

    Saludos

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  2. (continuación)

    Acordemos que los caceroleros del café son un estereotipo, ligth o como se guste, un estereotipo de la oposición pero no la oposición real emergente del 28/6. Creo que eso advertía Tenembaum: ojo no tomemos que es sólo las cacerolas de teflón porque (lógicamente) no son los únicos que votan.

    Ubicar a Tenembaum como uno de los principales propagandistas de la despolitización es negar el debate, es negar el ejercicio de la crítica, es negar precisamente la política. El vaciamiento ideológico no es responsabilidad de Tenembaum sino del neoliberalismo. Es precisamente Tenembaum uno de los pocos periodistas críticos durante el menemismo que pretendió imponer, como decía, «el pensamiento único», «el fin de la historia».

    Frente a la despolitización desde el poder de esa época, desde el campo popular se generaron múltiples respuestas al avasallamiento, al «sálvese quien pueda», porque la historia es un hecho concreto y haciendo pie en ella nada ni nadie puede anular la lucha política y social de nuestro pueblo. No hace falta aquí citar su derrotero, no podemos ignorarlo, sin esa continuidad solidaria y fraterna en el objetivo de su liberación no se hubiesen producido las jornadas de diciembre de 2001.

    Muy a pesar de la visión mediática y de su opuesta la contramediática, nuestra sociedad no carece de politización, de preocupación por la cosa pública. La política, al menos en nuestro país, no viene de la mano de ningún gobierno. Otra cosa bien distinta es el devenir de las instituciones de la democracia en las sucesivas crisis.

    Por estos tiempos se agregan firmas a teorías que todo avance o cambio en la sociedad no puede darse sino es a través de la tensión, del conflicto, de la confrontación. Pero es sólo una teoría. No puede conformarse como estrategia política. Con esto no eludo el conflicto. Tampoco puedo desconocer que la negociación o consenso es un instrumento posible de emplear sin por ello abdicar de mi estrategia política. Ahora si me equivoco en la apreciación de mis fuerzas, si no evalúo correctamente la situación, el posible desarrollo del conflicto, su resolución, confrontar se puede convertir en un mero «foquismo» retórico, con consecuencias de desgaste de las propias fuerzas, con la pérdida de poder político y que en definitiva expone las limitaciones de la estrategia política, su a-historicidad. En suma, ya no se trata de la suerte de un gobierno sino de la estrategia histórica de liberación nacional y social del pueblo argentino.

    Saludos

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  3. Ricardo F: En tus comentarios se utiliza la excusa del disenso desde la misma perspectiva que construye su discurso Tenembaum, relativizando todo. Si todo es una cuestión de opinión nunca llegaríamos a una idea de verdad ni de realidad. Todo es según el cristal con que se mire. Tu comentario es una muestra de esa ideología relativista que intenté explicar en la que se funda el posmodernismo. En los noventa se intentó imponer un pensamiento único y la estrategia se basaba en una forma de relativismo extremo, los dos conceptos no se excluyen. Tenembaum también trabajó la estrategia de la confusión. Como no hay realidad ni verdad cualquiera puede ser gorila. El gorilismo implica considerar un disvalor la ideología peronista desde un lugar muy básico, el odio hacia el peronista es racial, visceral, se lo considera un ser inferior. Eso no tiene nada que ver con la revolución comunicacional que es un proceso absolutamente complejo a partir del cual se impone el no pensamiento. Si te interesa en mi post “Argentina, país sitiado por los medios” desarrollo largamente este tema.

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  4. Alejandra:

    El "pensamiento único" es el que pregona "el fin de las ideologías" puesto que la "historia" (y de aquí hasta el fin) ha determinado una sola ideología: el "liberalismo" y un único sistema: el capitalista. No discute nada, no antagoniza con nada, puesto que la ideología opuesta a fracasado como sistema.

    Un dato elocuente del pensamiento único al interior del movimiento peronista, es la división de la CGT, no hay lugar para el disidente Ubaldini, no hay lugar para los dirigentes sindicales que se oponen a las privatizaciones, no hay lugar en el congreso para los díscolos "progres" (el grupo de los 8).
    El que no se alineaba se lo excluía.

    Podría hacer una elegía a la disidencia, empezaría por Cooke, por Hernández Arregui, Rodolfo Walsh, Estela Carlotto. Esta última justamente elogiada por Tenembaum ("todos los argentinos deberiamos apoyar su candidatura al Nobel de la Paz") En incluso ET dijo que si hubiese algo de criticable en su actuación, él no lo haría. Y esto a vos te pueden parecer relativismo. Pues a mi no.

    Darle "masticado" a las masas la realidad que es adulterada por los medios, como si no pudieran discernir, como si las masas no pudieran procesarlo, es claramente elitista. Cuando hablamos de pueblo, de masas, hablamos del pueblo peronista y quien niega las capacidades del pueblo peronista, es un gorila.

    Esa metodología decodificadora, prejuiciosa, ideológicamente cerrada sobre sí misma, que dice: "es esta la única forma de ver las cosas" (es la única forma de pensar), es la consecuencia de la impericia en política comunicacional del gobierno.

    Saludos

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  5. Ricardo F:

    No necesito que me expliques de que se trata el pensamiento único, en primer lugar porque ya lo sé y en segundo lugar porque en ninguna parte de mi post yo manifesté algo que estuviera en contradicción con la definición que vos diste. Aunque podría agregar que el pensamiento único busca eliminar el conflicto. Ese no discute con nadie es, en realidad, la instalación de la ausencia de conflicto.

    Sinceramente no me siento motivada a contestar tus comentarios porque siento que los argumentos para responder a tus cuestionamientos ya están expresados en el post. A veces siento o que no se lee con atención o que no importa lo que uno escriba, hay ciertas personas que quieren siempre agitar su discurso.

    Insisto. Sobre el tema mediático vas a encontrar en el archivo del blog un post de siete páginas que se llama “Argentina, país sitiado por los medios”, allí desarrollo varias ideas sobre la cuestión mediática que no se reducen a la afirmación que vos haces. Gracias por leerme.

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