lunes, 16 de agosto de 2010

La reserva moral


En una serie de artículos que escribe Jean Baudrillard durante finales de los años setenta . Se ocupa de analizar el modo en el que el PC francés elude toda posibilidad de acceder al poder y lo describe como “una fuerza de disuasión y de decepción inigualable y que todo lo que puede ofrecer es una moral, una moral doméstica: salvar los muebles, salvar los aparatos, salvar el estado, salvar las instituciones” El lector argentino ya siente una música demasiado familiar cuando el mayor exponente del posmodernismo agrega una frase que no deja lugar para las dudas “la reserva de la república”.

El discurso de Elisa Carrió parece calcado de las muletillas del PC francés del año 78. Lo importante del planteo de Baudrillard es destacar que esas consignas donde se habla de un pacto moral y la reserva de la república son elementos de disuasión política. Su finalidad es desilusionar, motivar al desinterés y a la falta de participación de la ciudadanía en cualquier acción política. Lo que a Carrió la enfurece del Kirchnerismo no es su supuesta corrupción, su inmoralidad o su autoritarismo (palabras sacadas de la descripciones que realiza la líder de la CC) sino que se enfrenta a los Kirchner porque ve en ellos la máxima expresión de la política. Lo que hay que destruir del kirchnerismo es su modo de politizar la política.

Carrió es la expresión más brutal de una estrategia mediática que también es enemiga de la política. Si la política brinda soluciones, construye líderes, mejora la vida de los sujetos, el periodismo estrella se desmorona. Ya no puede ser el emblema de lo indiscutible. Puede ser que estemos asistiendo, como plantea Edgardo Mocca en una nota de Página/12, al final de un modo de hacer política mediático que tuvo su primavera en los años noventa pero se me ocurre hacer una pregunta en el sentido contrario. ¿Cómo pudo sobrevivir Carrió durante todos estos años con un discurso disparatado, sin construcción, sin logros políticos, sin liderazgo real? ¿Por que dirigentes de mucho mayor peso y entidad política le hacen caso y temen enfrentarla? Seguramente porque Carrió tiene en sectores muy importantes del poder mediático y económico aliados que la sostienen política y financieramente. Carrió recibe favores (ha vivido mucho tiempo sin trabajar disfrutando de vacaciones en Punta del Este, viajes y suculentos manjares porque siempre tiene algún amigo que le hace el aguante) a cambio de una sobreactuación absolutamente delirante que es funcional a una estrategia de la derecha. Carrió tiene la pantalla que desea para hacer su show y después le dice a Alfonso Prat Gay que vote a favor de Martín Redrado porque un colaborador del ex presidente del Banco Central era el que le prestaba el departamento en Punta del Este. Así funciona el nivel de ficción política que sostiene el histrionismo de Carrió.

Vuelvo a Baudrillard para responderle a Mocca que ese discurso moral no es una herramienta válida para etapas de crisis sino un elemento de disuasión para profundizar la crisis, para destruir los pocos vestigios de política que quedan, lo que equivale ha propiciar la desaparición de lo real como el escenario donde tiene lugar la política. Me parece importante remarcar esta diferencia porque ese discurso nunca tuvo buenas intenciones. Ese supuesto viraje de Carrió del progresismo a la derecha se explica en función de su ataque a la política. Durante los noventa se etiquetó como progresistas a personas que en realidad eran antiperonistas y veían en Carlos Menem algún vestigio del peronismo. Cuando el kirchnerismo encarnó un peronismo más clásico se revelaron como gorilas.

La imagen asfixiante de Carrió en todos los espacios políticos que fue creando desde su aparición mediática, se corresponde con esta idea de anti política. La política es la expresión de un colectivo y ella se considera la expresión de un ser superior que jamás se equivoca. ¿Qué mayor estrategia de disuasión que la de un líder absoluto imprescindible para planear cualquier estrategia?

La Coalición Cívica es el refugio de todos aquellos que ya no tienen ningún tipo de esperanza política, el caso más emblemático es el de Patricia Bulrrich y es también un modo parasitario de simular la política sin aspirar al poder. De ese modo toda formulación se vuelve irreal y propagandizar lo irrealizable, lo imposible es la mayor arma contra la política porque de ese modo solo hay que resignarse a esperar el ajuste, la desolación, ese destino trazado que parece imposible de vencer.

Figuras como Carrió intentan convencernos de que nada podemos como sujetos, que debemos esperar que las profecías se cumplan.

2 comentarios:

  1. carrió representa muy bien el discurso anti político, como el de Bush en EEUU. Plan divino y los que se aparatan, terroristas y enemigos que merecen ser eliminados. Lo desarrolla muy bien Chantal Mouffé en su libro "En torno a lo político". Muy bueno el artículo.

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