domingo, 16 de mayo de 2010

La batalla de Beatriz Sarlo


Existe en aquellos intelectuales que llaman al diálogo una práctica permanente de instalar y crear conflictos. No desapruebo este ejercicio porque considero que la política se funda específicamente en la tarea de instalar y desarrollar conflictos pero en muchos casos, como ocurre con algunas de las notas que publica Beatriz Sarlo, hay una exagerada necesidad de considerar que ciertas acciones, bastante ridículas y torpes, por cierto, son las muestras de una actitud no conciliadora por parte del gobierno nacional.

Me molestan sus pruebas, sus elecciones de episodios como los ocurridos en la presentación del libro de Gustavo Noriega en la Feria del Libro, para fundamentar la intolerancia.

lo más llamativo para mi es que en su artículo publicado en La Nación llamado “La batalla cultural”, ella termina reconociendo que el kirchnerismo ha conseguido armar un dispositivo ideológico para enfrentar esa contienda insoslayable en cada proyecto político que se dispone a realizar algunos cambios y a enfrentarse con poderes corporativos intocable. Si el kirchnerismo está logrando afianzarse positivamente dentro de la contienda cultural, es decir desde un lugar generador de ideas, ¿para qué quería recurrir a métodos negativos: un sillazo o escrache? Por lo general se recurre a estos métodos cuando un grupo político se encuentra impotente o desconcertado.

Antes que nada me parece fundamental encarar estas discusiones desde un lugar de sinceramiento. Si, como ella afirma en la nota mencionada, los intelectuales de Carta Abierta le dan letra al kirchnerismo estaría bárbaro que Sarlo explicara a quién le da letra ella. Pongo un ejemplo: Marcos Novaro asesora a Margarita Stolbizer, cuando lo invitan a algún programa (generalmente en TN) el joven intelectual no aclara que está trabajando para la dirigente del GEN. Su palabra tiene el halo de autoridad de un intelectual que por fuera del enrolamiento partidario está dando una opinión que pareciera tener más objetividad, más valor que la de un funcionario o un político opositor. Esta omisión no es un detalle. Si algo bueno tiene esta etapa política es que nos obliga a explicitar desde qué lugar hablamos. Tomás Abraham trabaja con Hermes Binner, Alejandro Rozitchner para el Pro, no son los intelectuales de Carta Abierta los únicos que decidieron tomar partido. Esto lo digo porque cuando los invitan a Horacio González y a Ricardo Foster no dejan de señalar su apoyo al gobierno nacional y no ocurre lo mismo con los intelectuales que respaldan proyectos opositores.

Hay un modo de exponer el mapa de acciones culturales que pueden tener una impronta kirchnerista, fuertemente despreciativo. Cristina Fernández tiene pretensiones de intelectual pero, según Sarlo, no le da el cuero, los argumentos de Carta Abierta se convierten en consignas absolutas que se utilizan como comodín para cualquier ocasión cuando, por el contrario, los discursos del grupo de intelectuales que se reúnen en en la Biblioteca Nacional son altamente refinados, a tal punto que corren el riesgo de perder llegada en el amplio mundo social al que intentan interpelar. Hay en Sarlo un tono risueño, despectivo, irónico que busca minimizar a quienes desde distintos lugares hicimos nuestra esta batalla cultural, cuyos fines van mucho más allá del kirchnerismo. Su desprecio es profundamente violento. En su estilo no existe posibilidad de diálogo porque si vivimos en una nube K ¿qué se puede hablar con nosotros? ¿desde que lugar se puede discutir con gente alienada que ha construido su propio limbo?

La caracterización que Sarlo hace de los lectores de Página/12 no sólo es discutible y acotada sino que es agresiva. Yo no estoy dispuesta a tragarme ningún sapo por la política de derechos humanos, como lo expresa Sarlo. Las palabras que usamos nos definen. Sarlo construye un ciudadano kirchnerista a priori como Elisa Carrió y más recientemente Ernesto Sanz, construyen una imagen del pobre a priori, presa del clientelismo que usa la asignación universal en Paco, putas y bingo. Lo que salta a la vista es, por un lado el desconocimiento y por el otro una operación ideológica más peligrosa que busca reducir una experiencia a una forma homogénea y plana cuando el kirchnerismo es un universo plagado de singularidades, de contradicciones, de matices y de diversidades. No existe un sólo modo de ser kirchnerista como no existe un sólo modo de ser clase media, ni clase baja, ni desocupado, ni intelectual. La construcción del pueblo como una instancia anterior a la política (no importa su clase social ni el músculo del cuerpo que use para ganarse el pan) es una artimaña ideológica que busca eliminar la crítica y cerrar la discusión. Su propósito es sostener un discurso que se instale gracias a la repetición, que esté en boca de todos y se asiente como verdad a tal punto que casi nadie se tome el trabajo de internarse en el barro de la realidad y preocuparse por ponerlo a prueba, por ver si es o no cierto. Esta es la batalla cultural de Sarlo.

Cuando Sarlo suelta como al pasar que Sandra Russo es la única mujer que firma contratapas en Página/12 ¿qué está queriendo decir? Sin investigar mucho le contesto que Andrea Ferrari, editora del diario, también ha firmado contratapas, como el primer nombre que se me viene a la memoria.Me molestan los argumentos de Sarlo porque no denuestan estar acordes con su inteligencia. “6,7,8” hereda la pantalla caliente del “Fútbol para todos”, a mi no me gusta el futbol y miro el programa de PPP. Pero no quiero entrar en esta discusión lamentable. Lo que me interesa señalar es que todos los políticos al tomar decisiones, al establecer acciones de estado están “usando políticamente” esas medidas porque la política no es altruismo, es un modo de intervenir en la realidad para transformarla con la finalidad de ampliar el capital político y acumular fuerzas porque jamás se ignora que en el fondo o en la superficie se está dando una batalla con otros sectores que tienen intereses opuestos y buscan desarmarnos.

Lo que con cierto dejo de bronca está reconociendo Sarlo (sin decirlo explícitamente) es que las diferentes estrategias que tomó el gobierno de Cristina Fernández están resultando muy efectivas. Se usa el futbol para hacer propaganda política, si y al mismo tiempo se le restituye un derecho a disfrutar del principal esparcimiento deportivo a buena parte de la población y se termina con un negocio humillante y perjudicial ,incluso para el mundo deportivo.

El mayor deporte es, en realidad, el de la creación de sospechas. Sarlo desliza que en la marcha del 24 de marzo había muchos autocomvocados del Facebook de 6,7,8 con remeras que decían: “Soy la mierda oficialista” como si sugiriera que existen agazapados punteros de “6,7,8” que reparten remeras por una banda ancha gratis. Jorge Schussheim diría “El ladrón juzga por su condición” A veces cuando describimos al otro nos estamos delatando a nosotros mismos.

Sarlo con una buena cantidad de comunicadores e intelectuales intentan convertir estrategias perfectamente válidas del juego político en oscuras y conspirativas operaciones. Todo proyecto político necesita construir consenso a partir de difundir y educar en sus ideas. El conflicto político, esencial y vital para la vida social, no puede resolverse si los ciudadanos no son informados y educados en las diferentes ideas en disputa. Durante mucho tiempo una amplia mayoría de la población sólo tenía la versión Sarlo, la versión de los grandes grupos económicos, la versión Clarín. Hoy empiezan a tener otras miradas y pueden elegir con más elementos.

El armado comunicacional de Clarín se sostiene en grandes estrategias políticas. Muchos gobiernos de la democracia fueron débiles en su armado, como Alfonsín y De l Rúa o construyeron amalgamas sólidas pero reproductoras de la mecánica mediática. Por primera vez un gobierno se propone dar esta batalla desde la racionalidad de un armado político. Sarlo se pisa sola cuando le pone a su nota el título “La batalla cultural” a ella y sus amigos les encantaría que los Kirchner hubieran apelado a la irracionalidad, a la represión, a los golpes, a la agresión, al autoritarismo. La estrategia de Cristina Fernández es la de construir desde una mirada histórica, pensar como una estadista no como una contrincante de la coyuntura. Esta decisión los desarma, los exaspera. Ellos quieren un muerto, sillas que vuelan pero eso no tiene nada que ver con nosotros. Cuando digo nosotros hablo de lo que yo hago desde mi modesto blog y lo que interpreto del trabajo de los otros con el que me siento identificada.

Cuando Beatriz Sarlo nos acusa a los blogueros de vivir del rumor que difundimos y multiplicamos siento que se está equivocando. El rumor lo difunden y multiplican los medios monopólicos, personajes como Carrió, Morales y Sanz. Yo, en lo personal me ocupo del análisis y la construcción de argumentos para el debate. No difundo nada. Lo que más molesta es que muchos de los que destinamos una parte de nuestro tiempo libre a esta placentera actividad de escribir blog lo hacemos por convicción. Somos autónomos, no respondemos a nadie y cuando nuestra confianza decaiga escribiremos sobre otra cosa. A los amigos de Sarlo les molesta que su odio haya engendrado personas que se afianzan en su defensa del proyecto kirchnerista, que se les haya desplomado el mito de la clase media, les molesta que exista un nuevo sujeto, una nueva ciudadanía que intenta recuperar de manera emancipada su propia voz y hacerse presente. Estamos aprendiendo a defendernos y a amar a nuestro país y esta no es una tarea fácil porque nos obliga a repensarnos,a reconstruirnos como sujetos.

7 comentarios:

  1. Muy bueno el post. Mira que coincidencia ayer publique un post sobre el mismo tema. Empece elogiando su comentario por el enfoque, si se quiere novedoso, pero al final la tire bajo el tren, tiene la misma postura de ciertos progres que no le reconocen nada y ningunean tanto a Nestor como a Cristina. La leo porque pienso que puede aportar algo nuevo, pero ese sesgo antiK me saca. Abrazos

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  2. Papá Oso

    Beatriz Sarlo es una mujer muy inteligente y a mi me pasa lo mismo que vos comentás, siempre la leo con la esperanza de que recupere su lucidez pero el odio la ciega. Creo que en la pobreza de sus argumentos está reforzando lo que discute. Voy a leer tu post. Saludos

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  3. En LN del 21.11.2007 leemos algunas definiciones sobre Sarlo: “La oradora confesó que los políticos que la provocan son los que asumen riesgos. Puso el caso de Eduardo Duhalde, que demostró ser "un político que sabe navegar en situaciones complejas".” También leemos que la escritora “Describió a la presidenta electa como "una persona que habla mejor que el presidente saliente; no es una intelectual pero sabe lo que está pasando en el mundo".” Poco después nos enteramos de que “Sarlo se definió como perteneciente al espacio socialista.” Es sorprendente la absoluta coherencia de todo lo anterior. Para ella, el ejemplo de un político que asume riesgos es Duhalde, un político fracasado que no tiene nada que perder y que por lo tanto puede decir, muy suelto de cuerpo, que él quiere un país también “para los que quieren a Videla”, poniendo en un nivel de igualdad a los que sufrirán por el resto de sus vidas las consecuencias de los actos de ese criminal con los que defiendieron y defienden su régimen genocida. “Saber navegar en situaciones complejas” es haber delegado la autoridad presidencial en el Congreso, cambiando de facto el sistema republicano establecido por la Constitución y repartiendo las culpas de la licuación de pasivos de los grandes grupos económicos, como Clarín, para que la culpa no sea de nadie. En fin, concede a la presidenta que “habla mejor” que su marido, aunque no sea una intelectual. Falta de compromiso, banalidad y, como remate, su autodefinición como “socialista”, algo que ya no significa nada, visto el ajuste paleoliberal y la defenestración de un juez que pretendía juzgar los crímenes del dictador falangista Francisco Franco ocurridos bajo un gobierno “socialista” en estos días muestran que la preocupación de algunos intelectuales radical-chic ya no es ayudar con la reflexión a transformar el mundo en algo mejor sino, simplemente, pertenecer a un círculo áulico en el que sus selectos miembros se reconocen como iguales, aunque unos se llamen socialistas y otros quieran a Videla. El gran consenso republicano, ése que los malhablados como Kirchner no entienden. Sarlo debería saber que la gran batalla cultural no consiste en una pelea entre los iluminados y el resto de la plebe, sino en lograr que la cultura no sea un privilegio. Es posible que el coeficiente intelectual de algunos negritos desarrapados sea superior al de algunos pontificadores mediáticos tan en boga. Es algo que hay que descubrir poniendo la cultura al alcance de todos. Quién sabe la cantidad de cosas que nos estamos perdiendo.

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  4. Alejandra: Está muy bien desnudar a estos intelectuales de la aristocracia académica.
    Gozan de todos los espacios comunicacionales del poder, se los regalan. Para defender a los que sufren hay que ganarlos con la lucha popular.
    ¡ qué bueno es verlos tan alterados !.
    Un saludo peronista.
    AFDR

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  5. Dr Gonzo:

    Lo que mencionás se relaciona con una definición que toma Beatriz Sarlo de un sociólogo italiano donde sostiene que la democracia es un sistema gris y que no se puede abordarlo desde una perspectiva épica. Por eso el socialismo y por eso la simpatía de algunos intelectuales por Hermes Binner.

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  6. Hola Alejandra, por más que me esfuerzo, no logro ver nada épico en Binner, ni en la socialdemocracia europea, transformada en una diáspora después de su derrota en varios de los países en los que gobernó. Cayeron por su propio peso, víctimas de ese vacío cuántico que los caracteriza a causa de resonantes sistemas de corrupción (por ejemplo Bettino Craxi en Italia). Tampoco veo nada épico en Strauss Kahn, Director del FMI llegado directamente desde el socialismo francés. Ni en el Rodríquez Zapatero que implementa las políticas de ajuste del neoliberalismo. Para no hablar del frente “progresista” lanzado por Stolbizer, del cual forman parte los socialistas junto a personajes como Ernesto Sanz, ese que piensa que la AUH sirve para incrementar el consumo de paco. Creo que lo que atrae a Sarlo y a otros como ella no es la dimensión épica del socialismo sino la garantía de que no exige ningún compromiso, a lo sumo algunas consideraciones comiteriles sobre las bondades del sistema republicano, efemérides de Alfonsín y otros padres de la patria y cosas así. Ideales un poco modestos, con eso no alcanza ni para empezar. No obstante eso, escribe muy bien, su prosa es incisiva y directa. Es una lástima que haya elegido como púlpito el diario de los Mitre. Excelentes tus posts, son muy estimulantes.

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  7. Dr Gonzo:

    Es justamente lo que te estoy diciendo. Sarlo cree que la democracia es un sistema gris por eso no apoya a los Kirchner y les cuestiona que recuperen un discurso épico. Lo triste es que una mujer tan inteligente y culta plantee una discusión tan mediocre.

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