domingo, 11 de abril de 2010

Capital Intelectual


Martín Caparrós aspira a convertirse en un maldito y escribir sobre él tal vez ayude a alimentar ese personaje que se empeña en construir hace años, a tal punto que uno no puede dejar de preguntarse ¿Cómo será el verdadero Caparrós? ¿Se manejará de ese modo soberbio, superado y cínico las veinticuatro horas del día? Pero el propósito de este texto es tratar de erosionar esas palabras que Caparrós suelta con tanta liviandad. Justamente, lo que me interesa es hablar de la superficialidad en la boca de un intelectual.

Caparrós es uno de los pocos intelectuales que no sólo acepta ir a la televisión como invitado sino que ha elegido a ese soporte como un espacio para desarrollar sus ideas. Se maneja con soltura en ese medio, entiende de que se trata ,suelta frases claras, para nada intrincadas y además juega con el efecto, con la palabrita dicha para producir escándalo. No le interesa que su pasaje por los medios resulte imperceptible pero tampoco aprovecha la pantalla para tratar de brindarle nuevas herramientas de pensamiento al espectador , está lejísimo de la actitud pedagógica de José Pablo Feinmann. Caparrós no quiere destacarse por su erudición, ni por la posibilidad de ilustrar desde un lugar culturoso un estudio de tv, no busca diferenciarse de cualquier figurita televisiva diciendo algo más inteligente, más profundo o aportando algún conocimiento para el gran público. Para Caparrós ser un intelectual en la televisión implica salirse del sentido común, decir lo que los demás no se atreven y, por sobre todo, quedar por encima de los demás. A Caparrós le importa señalar que él no es uno más del montón sino que se ríe de todo y no cree en nada pero se preocupa muchísimo por provocar escándalo. Es como si creyera que está rodeado de puritanos y él es el zarpadito que va venir a profanar el sacro mundo de la televisión.

Hubo tres intervenciones que realizó Caparrós hace una semana en el programa TVR que merecen algunos comentarios.

El día anterior a su visita a canal 9 había sido dos de abril y por ese motivo la producción del programa había armado un informe sobre la guerra de Malvinas que incluía imágenes de archivo de los jóvenes soldados en el campo de batalla, cantitos de los oficiales ingleses, palabras de Margaret Thatcher y testimonios de ex combatientes que despertaban la emoción al más duro. Como también había aparecido la presidenta Cristina Fernández, su discurso en Tierra del Fuego y sus últimas intervenciones en política internacional sobre Malvinas, Caparrós habló de la estrategia de malvinizar al país cuando se atraviesa una crisis. Se trataba de un recurso al que habían apelado tanto Galtieri como Cristina Fernández para recuperar su imagen. Los más informados habrán leído este mismo “razonamiento” en una nota de opinión de Eduardo van der Kooy en Clarín. El ingenioso intelectual Caparrós se traga el casete de un periodista del establishment. Algo no encaja. Sobre el concepto en sí creo que tratar de refutarlo es, de algún modo, legitimarlo. Comparar la acción de Galtieri de declarar una guerra y desarrollarla del modo más irresponsable del que se tenga memoria, no puede ser jamás igualado a la política diplomática de una Presidenta que obtuvo el apoyo y la legitimidad de todos los países de Latinoamérica, incluso de aquellos que fueron colonias británicas, para reclamar por nuestra soberanía y denunciar un enclave colonial. Caparrós se ríe de una brillante política internacional para decir que se trata de un modo de recuperar imagen. ¿Qué tendría que hacer entonces Cristina Fernández? ¿Desentenderse de Malvinas ?¿No sólo dar por perdido ese territorio sino rifar nuestra dignidad como país callando la explotación de petróleo que se hacen en nuestras islas? Caparrós sostiene que se trata de una impostura porque el gobierno no se preocupa por cuidar el territorio que sí tenemos.Caparrós resalta con colores estridentes lo que falta pero oscurece todo aquello que se hace. El mundo que él crea en su discurso es claustrofóbico. Lo que hacés no tiene valor porque todo lo que no hacés es más importante. Entonces el camino que queda es o hacemos todo o directamente no hacemos nada. Se trata, en el fondo, de un pensamiento que socava la idea misma de acción.

Su última frase sobre este tema fue tal vez la más despreciable. ¡Qué suerte que perdimos esa guerra! Alguien podrá justificar a expresión de Caparrós diciendo que de haber ganado la guerra los militares se hubieran eternizado en el poder pero yo en es momento me puse a pensar en los hijos de los ex combatientes a los que tuve la oportunidad de entrevistar , en sus padres que nunca olvidan a lo caídos. Creo que esas frases son posibles en personas que no están acostumbradas a poner el cuerpo, en seres ahistóricos que no miden la historia desde los dolores y las perdidas. La postura de Caparros es la del egoísta que antes que el respeto al dolor del otro pone su propia necesidad de ser irreverente.

En esta misma línea, Caparrós hizo causa común con Luis Zamora al afirmar que los Kirchner no tienen historia dentro de los derechos humanos, que los usan y usurpan políticamente y que, se ocupan de los derechos humanos de los setenta y no de la actualidad. Cuestionado acertadamente por uno de los conductores con el argumento de que los juicios y la institucionalización de la política de derechos humanos no le da votos al kirchnerismo (yo creo que el costo político es mucho mayor que el beneficio) Caparrós consideró que era cierto y en un momento pareció quedarse sin argumentos pero después sacó de la manga la carta de Barcelona. Es fácil llevar al banquillo de los acusados a los militares ahora porque no tienen poder, es un costo menor sacar chapa de progresista por ese lado porque no te tenés que enfrentar a ningún poder económico importante. El caso de la apropiación de Felipe y Marcela Noble y de Papel Prensa refutan escandalosamente este argumento de Caparrós pero no sólo eso. Si los militares no tuvieran poder, si llevarlos a juicio no significara nada, no habría desaparecido Julio López. Por otro lado es una obviedad que para condenar a quien cometió crímenes de lesa humanidad desde el poder, primero tenés que sacarle el poder. Pero más a fondo yo diría que es imposible defender “los derechos humanos de los setenta” sin darle un valor a los derechos humanos desde el presente. En primer lugar porque no se trata de una tarea arqueológica, de un viaje en el tiempo, esta acción se está haciendo hoy y tiene implicancias hoy, nos dice algo sobre el modo que nos plantamos en nuestra realidad. La división la realiza Caparrós en su discurso pero en la realidad no tiene entidad. Incluso él está cometiendo un error extremo al considerar que el terrorismo de estado fue instrumentado exclusivamente por los militares cuando el brazo ideológico y el verdadero artífice del terror estuvo en manos de los sectores económicos.

Puede ser verdad que los Kirchner no hayan tenido ninguna intervención concreta en la política de derechos humanos hasta el 2003 pero creo que en estos siete años se pusieron al día. A mi no me interesa ni juzgar la vida de una persona ni ser indulgente con nadie. Creo que hay momentos donde tenemos la oportunidad de definirnos y de aprovechar el poder que tenemos para instalar ideas y decisiones. Cuando los Kirchner llegaron al poder le dieron a los derechos humanos la categoría institucional y lo acompañaron de acciones riesgosas que quedaran en la historia del país. Ellos se animaron, otros pudieron hacerlo y no lo hicieron. Si a Zamora o a Caparrós les da envidia es un problema que tendrán que resolver con sus respectivos terapeutas pero no tienen ningún derecho a desmerecer una decisión de estado que es ejemplar en el mundo.

Dejo par el final la famosa frase sobre el Ministro de Economía, no porque la considere la más importante sino porque revela el nivel de idiotez al que se puede llegar cuando uno se propone ser más vivo que el resto. Según Caparrós, Amado Boudou es un nabo porque nunca fumó marihuana. Caparrós tuvo el privilegio de estudiar en la Sorbona y cuando tiene la posibilidad de estar hablando frente a una cámara hace una declaración de adolescente descerebrado. Esa frase no merece ser discutida porque atrasa cincuenta millones de años. El propósito de Caparrós era desestimar a Boudou como desestimó a los Kirchner. No importaba el porro, lo podría haber hecho con cualquier otra cosa. La inteligencia superior de Caparrós no le permite ver que, al querer desmerecer a personas que han demostrado su capacidad, su inteligencia y su valentía como dudo que él pueda hacerlo, recurre a mecanismo que lo ubican al mismo Caparrós en un lugar poco inteligente. Llegar a decir una tontería semejante para afirmar que Boudou es un ser falto de curiosidad fue, de algún modo degradarse él mismo.No por el contenido de la frase sino porque esa expresión carece de inteligencia. El talento de Cristina Fernández ha despertado tanta envidia en los intelectuales que los ha llevado a un lugar donde conspiran contra su principal capital: el pensamiento. El jueves Vicente Palermo (una persona por la que siento estima) estaba nervioso, dubitativo, incómodo en los estudios de TN. Rifando su propia inteligencia lo único que van a conseguir es que la imagen de Cristina Fernández brille más.

El mayor temor de Caparrós es reproducir el sentido común. Lo que no está para nada mal pero cuando lo escucho me pregunto ¿qué será para él el sentido común? Jamás se habría animado a expresar una frase tan simple como la de Feinmann cuando declaró que tal vez ahora si íbamos a ganar ¿quienes? las buenas personas. Cada día me convenzo más de esta simpleza ,que se trata de un problema de buenas o malas personas y no de kirchneristas y antikirchneristas y le agradezco a Feinmann haberse animado a decir una frase que no te da chapa ni de iluminado ni de maldito. Y tal vez el error de Caparros sea el de equivocar el lugar de la transgresión. Para que exista transgresión tiene que haber una prohibición y hoy cuestionar al gobierno nacional no es un límite, es el lugar común. La prohibición pasa por decir una frase como “las buenas personas vamos a ganar” porque eso es meterse en una zona de desprestigio para un intelectual, es arriesgarse a quedar ridículo, sensiblero, simplista, hasta ingenuo. Yo me anoto del lado de Feinmann.

11 comentarios:

  1. En el muro de Facebook leí un comentario que me pareció resumía el espíritu de la situación: Caparros es el Pomelo de la intelectualidad nacional. Baudrillard nenenenenenene!!!

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  2. El sentido comun hoy esta colonizado por ese Mostro q cruje enceguecido y furioso -lease clarinete, bah mejor no lease...-
    El sentido comun REAL (para ponerlos en terminos presidenciales) es q este gobierno (desde 2003) es el mejor en 50 años, q no quiere decir q no tenga errores.
    Creo q un intelectual debe construir desde un sentido comun real, si no sabe leer la real-idad dificil se destruya o construya algo valioso.
    Y creo q lo q le pasa a Caparros es q parte de un puerto erroneo yendo a ningun lugar, o al ridiculo, desde donde no se vuelve, al menos indemne.
    Lo mismo le cabe a la Sarlo y alguno mas por ahi...grupo aurora?? q se yo....
    Ahora, este Caparros, ni con Sorbona, ni con un kilo de faso le llega a los talones a JP Feinman.

    Doña Bibiloni, me parece q este muchacho esta mas cerca de ser el Melon de la intelectualidad q Otra cosa...

    Saludos, buena escritura.

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  3. En una oportunidad me puse en contacto con H.I.J.O.S en la Ciudad de Córdoba. Por entonces la postura de Néstor Kirchner con relacion a la guerra contra el terrorismo lanzada por el Gobierno de Bush era una adecuacion a la misma


    ¿Cómo podían llevarse a cabo los juicios contra militares por los crimenes cometidos contra ¨terroristas¨ argentinos, cuando Kirchner apoyaba la campaña antiterrorista del gobierno de Bush?

    Le hice esta pregunta a uno de los integrantes de H.I.J.O.S.

    Me lanzó lo siguiente : si él no lo hace nosotros lo obligarémos a que lo haga¨

    Observado el asunto desde esta perspectiva,
    los juicios impulsados por los Kirchner no tienen un caracter unidireccional.O para ser mas concreto, algo detrminado por los Kirchner ¨a pesar del costo político¨

    Hicieron que ocurrieran porque sabían que debían llevarlos a cabo y porque las organizaciones de derechos humanos se encargaron de presionar.

    En el movimiento, estas mismas organizaciones se encontraron con hechos como el de Julio Lopez,ademas de los cientos de casos de desaparecidos en democracia.


    Si por parte del los kirchner hubiese existido una mínima intención por evitar responder a la demanda de justicia, el empuje de las organizaciones habría sido mayor.

    Así que podemos imaginar una película donde los Kirchner hubiesen tenido otro frente de conflicto , aparte de los que tienen en la actualidad.

    La materialización del reclamo de las organizaciones de derechos humanos ha sido producido por la intervención de estas y por la adecuación de los Kirchner a las circunstancias porque caso contrario tenian un gran problema en puerta.

    Las recientes decisiones tomadas por Cristina( coparticipacion del dinero proveniente de las retenciones a la soja,universalizacion de las asignaciones familiares,acceso a los fondos para el pago de la deuda en default,enfrentamiento y resolucion del problema con el Banco Nación etc), son hechos que señalan con claridad la necesidad de intervenir para evitar un desmadre mayor.

    Si eso ha sido conseguido, podrá observárselo en un corto lapso de tiempo.

    Por cierto, lo de Caparrós es anecdotico.A las personas puede gustarles o no.Pero nada más.Las anécdotas duran un tiempo, luego desaparecen.Para dar lugar a otras, por supuesto

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  4. Doña Bibiloni:

    Justamente, yo creo que Capusotto es la mejor respuesta a toda la intelerancia que se respira desde que comenzó el gobierno de Cristina.

    Gracias por los comentarios.

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  5. Caín:

    Disculpame pero decir que Kirchner puso en práctica su política de derechos humanos por las presiones de los organismos, carece totalmente de criterio. En primer lugar porque hubiera sido más sencillo para él enfrentar un conflicto con los sectores de derechos humanos que soportar a todo este rebrote fascista que asomó la cabeza desde que empezaron los juicios. Además creo que si hubiera sido sólo una formalidad no le hubiera, por ejemplo, dado la ESMA a las Madres, por mencionar sólo una cosa.

    Por otro lado que Cristina haya modificado algunas decisiones por la correlación de fuerzas es parte del juego político. A nosotros nos resulta novedoso porque durante los diez años de menemismo y los años de la Alianza y Duhalde no hubo política.

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  6. http://www.lalogiadelosescritoressuicidas.blogspot.com/

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  7. Alejandra:
    Me parece interesante que tenga lugar expresiones como las de caparrós ( también las de Natanson y otras más), por cuanto nos obligan a repensar nuestras teorías y nuestras prácticas. Por otra parte importa no analizarlas en forma parcial sino integralmente, en su contexto. Si aplicamos cierto rigor, no nos quedaremos con solo parte de lo que expresó, tampoco colocaremos nuestros conceptos en aquello que omitió decir o no alcanzó a referir.
    Por caso el tema derechos humanos: Caparrós no habló de que «usan los derechos humanos». Eso lo dijo Zamora y otra gente también, entonces por qué pegarlos juntos. Puntualmente C. dijo que los kirchner se ocuparon mucho más del tema de los derechos humanos del 76 al 83 y mucho menos de los derechos humanos del 2003 en adelante: el derecho a la educación, a la vivienda, a una vida digna, etc.
    Al principio C. no le adjudicó a los Kirchner intencionalidad alguna al potenciar el tema de los derechos humanos en su gestión, intentó una respuesta con eso de que queda «progre» y que desarrollaste en tu nota, pero no deja de ser cierto la pérdida de poder de quienes instrumentaron el genocidio. Eso no se puede negar, porque es condición para llevarlos al banquillo de los acusados. Si no fuera así, durante Alfonsín no hubiese tenido lugar el juicio a las juntas militares. Vale aclarar que estamos hablando del brazo armado y no de los grupos económicos artífices y beneficiarios del terrorismo de estado. Le doy la chance a Caparrós de que tiene en claro esta distinción, porque asevera de que no se está enfrentando a ningún poder económico importante.
    No es que «puede ser verdad que los Kirchner no hayan tenido ninguna intervención concreta en la política de derechos humanos...», simplemente no la tuvieron. Esto es así, lo diga o no Zamora o quien sea. No se trata de ser indulgente o no ni de juzgar a las personas. Lo que no podemos hacer es ubicar en el llano, en donde está la mayoría, a quienes ocuparon niveles de decisión política desde el 83 para acá. De todas maneras no se necesita llegar a niveles de decisión para recién asumir un compromiso con los derechos humanos, o de tener cierto poder para juzgar los crímenes de lesa humanidad; la larga lucha por los derechos humanos en nuestro país nos dice lo contrario.
    He aquí una breve cronología (que por otra parte no es completa): http://www.comisionporlamemoria.org/cronologia.htm
    de la que me permito transcribir la última parte:
    «La Anulación de las Leyes de Impunidad:
    El 25 de marzo de 1998 las leyes de Obediencia Debida y Punto Final fueron derogados por el Congreso Nacional, pero las causas de los militares seguían cerradas. Luego, el 6 de marzo de 2001 , el juez Gabriel Cavallo declaró la «inconstitucionalidad y la nulidad insanable» de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final. El 9 de noviembre del mismo año, la Sala II de la Cámara confirmó por unanimidad el fallo dictado por el juez Cavallo y por eso ratificó la inconstitucionalidad de las dos leyes de impunidad. El 12 de agosto de 2003 , la Cámara Nacional de Diputados anuló las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, y el 20 del mismo mes la Cámara Nacional de Senadores finalizó su anulación. El 14 de junio de 2005 , la Corte Suprema ratificó la inconstitucionalidad de las leyes, declarándolas «constitucionalmente intolerables». Cómo consecuencia pudieron iniciarse nuevamente juicios contra militares acusados de violación a los derechos humanos durante la última dictadura militar.»
    Es para recordarnos una mirada menos apasionada, menos facciosa, y de que son muchos esfuerzos sumados, primordialmente de los familiares de las víctimas de la represión y de los organismos de derechos humanos, los que han logrado institucionalizar el tema de los derechos humanos.

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  8. (...Continuación)
    No obstante, es válido propugnar por la vigencia de los derechos humanos en la actualidad para que estos sean asumidos integralmente (y que el peronismo los sintetizaba en la bandera de la Justicia Social), como Caparrós mencionaba brevemente y que Pérez Esquivel reclama en sus dos cartas enviadas a la Presidenta en mayo y el 10 de octubre de 2008 (ver en adolfoperezesquivel.com.ar)
    Desde su Carta Abierta a la junta militar Walsh nos señala: «Estos hechos, que sacuden la conciencia del mundo civilizado, no son sin embargo los que mayores sufrimientos han traído al pueblo argentino ni las peores violaciones de los derechos humanos en que ustedes incurren. En la política económica de ese gobierno debe buscarse no sólo la explicación de sus crímenes sino una atrocidad mayor que castiga a millones de seres humanos con la miseria planificada».
    Algo se ha hecho y también se puede hacer por enjuiciar a los responsables de esta atrocidad. Ahí está la causa Olmos, sobre la deuda externa ilegítima y odiosa. Aunque eso conlleve algunas contradicciones, claro que el hombre es contradictorio por naturaleza. Un ejemplo chiquito: es el reemplazo del prólogo original del Nunca Más, aquel de la teoría de los dos demonios por un lado, y por otro la conferencia de prensa de Cristina F. de Kirchner en ocasión de la visita de Amoud Habbas:
    (http://sanalatina.com/index.php?option=com_content&task=view&id=228&Itemid=91&limit=1&limitstart=0)
    Nos da la pauta de que hay mucho por hacer. Al respecto ver cuaderno de ADIUC nro 2 escrito por Graciela Daleo:
    http://www.adiuc.org/modules.php?name=News&file=article&sid=306

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  9. Ricardo F:

    El juicio a las juntas que tuvo lugar durante el gobierno de Alfonsín fue sumamente valioso pero tuvo sus limitaciones porque los militares todavía tenían bastante poder. De hecho desembocó en la Obediencia Debida y el Punto Final y en el indulto que Alfonsín negoció en la transición con Menem. Si para vos no sirve mi argumento de que es imprescindible quitarle el poder a los militares para juzgarlos te contesto que al banquillo de los acusados van los que pierden, no los que ganan. Los militaros ganaron al imponer un plan económico y al exterminar a quienes ellos consideraban sus enemigos pero perdieron la batalla política y moral. Hasta que el discurso de derechos humanos no se institucionalizó y las Madres y las Abuelas se convirtieron en figuras casi indiscutibles, no pudieron llevarse a cabo los juicios. Esto es así por la correlación de fuerzas de la política. No se trata de un invente mío. Pero si seguís desestimando mi argumento te digo que el argumento de que los juicios valen menos porque los militares perdieron poder me parece mezquino y me parece también mucho más pobre.

    Por otro lado no hubo un gobierno en toda la última etapa democrática que se enfrentara al poder económico ,que se enriqueció y que fue el verdadero poder de la dictadura, de modo tan contundente y tan perseverante como este gobierno. Alfonsín lo hizo al principio pero terminó cediendo.

    A mi me parece fantástico que existan discursos como los de Caparrós y lo de Natanson para confrontar. Me parece genial que se estén dando estas discusiones. Que yo los cuestione no significa que soy una persona cerrada que no acepto un pensamiento distinto del mío. Creo que, en el caso de Caparrós, se están exponiendo discursos que dan cuenta de una batalla cultural, ideológica y yo busco crear mis argumentos para defender una postura porque creo que si el discurso de Caparrós tiene adherentes y copiones nos vamos a pique.

    El caso de Natanson es distinto. Cuando leo sus notas en Página espero que aporte algo nuevo y siento (aunque te parezca soberbio lo que voy a decir) que está por debajo de la idea que yo ya traía conmigo sobre el tema. Es decir, no sólo no me aporta nada sino que siento que lo que dice es bastante elemental.

    Cuando digo “puede ser que los Kirchner no hayan tenido una militancia en los derechos humanos… “ No uso ese puede ser por ser indulgente sino porque no lo sé, nunca me puse a averiguar sobre su pasado. Por supuesto que se puede tener una militancia en derechos humanos sin estar en el poder, de hecho yo la tengo y nunca ocupé un cargo público. Lo que yo rescato es que llegados a la instancia máxima de decisión asumieron esa política con toda la responsabilidad, con todo el compromiso y con todos los riesgos y creo que es muy mezquino y muy autodestructivo andar buscando la quinta pata al gato en estos casos. Es como si frente a la persona que está enamorada de vos y te hace feliz vos empezaras a pensar que te ama porque de ese modo compensa sus frustraciones en otros ámbitos o sublima no sé que cosa. Todos tenemos un debe y un haber pero los Kirchner hicieron lo que nadie hizo.

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  10. Alejandra:

    Cuando aludí al juicio a las juntas no consideré necesario referir a la preexistencia de una correlación de fuerzas favorable para que ello aconteciera. La recuperación de la democracia (donde podríamos resumir todas las luchas populares de entonces) no es un simple frase, contiene por si misma una fuerza política tal que resulta obvio decir que se les quitó poder a los militares, más allá de que tuvieron que entregar el gobierno.

    Es interesante, al respecto, el artículo escrito por Sarlo: «La promesa que Alfonsín nos cumplió a cada uno» (http://www.clarin.com/diario/2010/03/31/opinion/o-02170760.htm)
    Sarlo dice: “El juicio a las Juntas le da su rasgo original a la transición argentina: es el acto fundacional de una transición que nació sin pactos con los militares”

    En otras palabras, los derechos humanos como construcción política. Es durante Alfonsín que los derechos humanos pasan ha ser política de estado, las legislaturas provinciales conforman comisiones de derechos humanos para investigar los crímenes de la dictadura, los sindicatos crean secretarías DDHH, la CGT, los centros de estudiantes, etc. El NUNCA MAS es bandera de lucha de las mayorías: las movilizaciones en semana santa y ante cada asonada dan cuenta de ello.

    Cuando hablamos de institucionalización de los derechos humanos, empecemos por reconocer estos hechos. No hagamos como Wainfeld, que ante un nuevo aniversario del fallecimiento de Alfonsín (como contrapartida del artículo de Sarlo y de otros más) especula sobre lo que haría Alfonsín si estuviera con vida, aunque diga que en la suma algebraica le da signo más adelante (aunque esto también es una ironía). En: http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/subnotas/142984-46009-2010-03-31.html

    Podemos llegar a decir que como consecuencia de la leyes de obediencia debida y punto final se llega a los indultos, pero realmente me resulta inverosímil que le adjudiques a Alfonsín, que precisamente denunció el pacto militar-PJ, algún tipo de responsabilidad en el indulto de Menem.

    La lista (breve) de la Comisión por la Memoria, nos dan cuenta de que es en el ámbito de la justicia donde se quiebran definitivamente las leyes de obediencia debida y punto final (fallo de juez Gabriel Cavallo del 6 de marzo de 2001) y no desde el poder político (pese a la derogación de las mismas en el congreso a instancias del Frepaso en marzo del 1998), y cómo los juicios por la Verdad (Juicio a Videla por la apropiación de hijos) voltearon el indulto. Estos son los hechos: los familiares, los organismos de DDHH. persistieron en llevar a juicio a los genocidas, aún cuando la leyes de impunidad. Sólo después, y después que la justicia, el poder político las anuló.

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  11. Ricardo F:

    Si lees el post “Obediencia debida partidaria” que está en este blog allí comento el artículo de Mario Wainfeld en Página/12 que vos mencionás.

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