domingo, 1 de noviembre de 2009

Ideologizar la mentira


Alejandrra Varela




Después de la emoción y la alegría que despertaron la noticia del jueves donde se anunciaba la asignación universal por hijo me preguntaba sobre el porqué de esa necesidad repentina de la oposición por implementar una medida de estas características. Hace no mucho tiempo la derecha argentina cuestionaba los planes sociales y se mostraba como una encarnizada defensora del trabajo aunque durante sus gestiones, lejos de fomentarlo se encargaron de destrozar y precarizar el universo laboral. Durante la campaña para las legislativas de junio tanto la coalición Cívica como el Pro y el Peronismo disidente propagandizaban la asignación familiar que copiaban del modelo acrítico que por estos días es Brasil. ¿A que se debe este cambio?
Poco tiene que ver con su sensibilidad social, el objetivo de esta campaña era visualizar los pobres del kirchnerismo, generar en una ciudadanía despistada la idea de que esos pobres eran producto de la mala gestión (por no decir la supuesta corrupción) K y darles entidad como nunca lo habían hecho durante otros gobiernos donde claramente los pobres se habían multiplicado. Construir nuevos sentidos, cambiar la historia, acotarla a los últimos años de presidencias kirchneristas y aprovechar la permisividad periodística que parece olvidarse de los lugares de poder que los dirigentes de la oposición ocuparon hace pocos años, es su objetivo.
Me atrevo a decir que insistieron con la asignación universal porque estaban seguros de que Cristina Fernández no iba a implementarla. Creyeron que al imponérsela como tema de agenda ella iba a seguirles el juego, a responder bajo sus mismos códigos, negando esa idea y buscando otra que a sus ojos fuera mejor. Pero Cristina Fernández desarticuló este mecanismo. Al implementarla no sólo los obligó a tener que reconocer lo acertado de la medida sino que rompió con esa estructura que busca permanentemente desgastar el sentido de lo que se discute. El vaciamiento ideológico es una de las escasas estrategias que tiene la oposición, ellos añoran una época de ausencia de la política donde las acciones no medían la correlación de fuerzas.
Utilizar la mentira como recuso propagandístico, procurar generar escenarios que sólo existen en la ficción, imaginar una realidad que responde a sus conveniencias es un proceso de desideologización que busca liquidar el pensamiento. Frente a este ataque el gobierno responde con acciones que se incrustan de un modo tan contundente en el terreno de lo real que materializan un sentido. Pero la batalla no es simple. A veces percibimos que gran parte de la ciudadanía se identifica más con el discurso del odio de la oposición que con las acciones del gobierno. Y aquí surge otro factor llamativo. Desde el año 2003, cuando la clase media logró recuperarse de la crisis del 2001, el racismo traducido en un odio impúdico hacia los piqueteros se hizo presente en ese sector social. Mientras que los sectores medios se muestran más agresivos con los sectores empobrecidos, a los que ven como posibles delincuentes, los partidos políticos que mejor encarnan esta ideología se deshacen en discursos a favor de la universalización de planes sociales. La mentira es evidente, mucho más si se observa la cercanía con el episodio que puso a Milagro Sala en el centro de la escena. Mi teoría es que la oposición presionó al gobierno con los planes sociales convencida de que no iban a implementarse. La decisión del jueves funciona en dos sentidos: el material, de recuperar la dignidad de los sectores más vulnerables y el ideológico, de minar cada vez más una estrategia que busca desechar la realidad como el espacio por excelencia de la política. Esto fue el menemismo, una política que jugaba en el terreno de lo simbólico donde los distintos sectores sociales se quedaban afuera. Allí radicaba su elitismo. El lenguaje de la oposición incluye a los grandes grupos de poder y a los medios que los expresan, la realidad la construyen ellos y nosotros tenemos que aceptarla, si no lo hacemos terminaremos peleando en el escenario vacío de la realidad que ellos despojaron. El gobierno nacional intenta abrir otro terreno, aquel que revele la mentira de discurso pesimista, degradante, de una Argentina en crisis donde ellos puedan imponer sus planes de ajuste, su modo repetitivo de entender la historia. Está en nosotros elegir que camino tomar.

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